“Ghajini” es, en su esencia, una película que destaca por su ejecución técnica y su ambición, aunque no logra alcanzar la profundidad emocional que podría haberle conferido. Esta adaptación de Bollywood de “Memento” de Christopher Nolan, dirigida y producida por Anurag Basu, se centra en Sanjay Singhania (Aamir Khan), un exitoso empresario que sufre una devastadora lesión cerebral que le provoca una amnesia selectiva, perdiendo la memoria de los últimos 15 minutos. La premisa, si bien arriesgada, funciona sorprendentemente bien, y Basu la aprovecha al máximo, creando un thriller frenético y visualmente impactante.
El guion se basa en una estructura de flashbacks cuidadosamente construida, que nos permite seguir el proceso de venganza de Sanjay a medida que recobra fragmentos de su memoria. La dirección de Anurag Basu es, sin duda, el punto fuerte de la película. Utiliza una paleta de colores vibrantes y un estilo visual distintivo que recuerda a los thrillers de los años 70, con una estética casi de serie B, pero que, a su vez, se integra a la perfección con la trama. La película es un ejercicio de narración no lineal, y aunque a algunos pueda resultar confusa, es esta misma complejidad la que hace que la experiencia sea tan inmersiva y estimulante.
Aamir Khan, como Sanjay Singhania, ofrece una interpretación magistral. Su transformación, desde un hombre sofisticado y exitoso hasta un vengador obsesionado, es convincente. La película exige una gran capacidad de concentración del espectador, y Khan, con su dedicación y expresividad, logra mantener la atención del público durante todo el metraje. La química entre Khan y el resto del reparto, especialmente con la estudiante de medicina Sunita (Geeta Basra), es notable, y contribuye a que la trama se sienta realista y emocionalmente resonante.
Si bien “Ghajini” se beneficia enormemente de la estructura narrativa influenciada por “Memento” y del carisma de Aamir Khan, no está exenta de imperfecciones. El ritmo puede sentirse algo irregular en algunos momentos, y el desarrollo de los personajes secundarios, a pesar de ser necesarios para la trama, resulta un tanto superficial. Sin embargo, estos pequeños defectos no impiden que “Ghajini” se erige como un thriller de acción y venganza entretenido y visualmente rico, que se aleja de la mera imitación y logra establecer su propia identidad dentro del género.
Nota: 7/10