Ghost (Más allá del amor) (1990)

“Ghost (Más allá del amor)” es una película que, a pesar de su premisa ya bastante trillada, logra mantener una conexión emocional y ofrece un entretenimiento sólido. Se trata de una historia de amor y pérdida, que explora la persistencia del afecto incluso después de la muerte, pero lo que realmente distingue a esta versión de 1990 del clásico, es la dirección artística y el tratamiento visual que elevan la narrativa a un nivel superior.

Brian De Palma, como siempre, demuestra su maestría en la creación de atmósferas y la dirección de escenas de acción. La película está repleta de homenajes a clásicos del cine de terror y suspense, y De Palma los incorpora con una elegancia que no se siente como meros guiños, sino como elementos esenciales que enriquecen la experiencia cinematográfica. La cinematografía de Philippe Tatibouet, con sus movimientos de cámara intrincados y sus efectos especiales innovadores para la época, es verdaderamente impactante, creando una sensación constante de incomodidad y anticipación. Desde la icónica escena del coche volador hasta las elaboradas composiciones de luz, la película está visualmente deslumbrante y es un festín para los ojos.

Las actuaciones son igualmente destacadas. Patrick Swayze, en su papel como Sam, entrega una interpretación de fantasma romántico y convincente. Su vulnerabilidad y su deseo de proteger a Molly (Demi Moore) son palpables, y su química con Moore es innegable. Demi Moore, por su parte, evoluciona desde una joven insegura hasta una mujer fuerte y decidida, impulsada por el amor y la necesidad de justicia. La interpretación de la vidente, Sutton Foster, es memorable, aportando un toque de humor y locura que contrasta con la seriedad de la trama principal. El resto del reparto, incluyendo a Tom Hanks como el detective Oda, complementa la historia con personajes secundarios bien definidos.

El guion, aunque a veces cae en clichés del género, presenta un desarrollo de personajes relativamente interesante. La premisa central – un fantasma que intenta proteger a su amada – no es original, pero el guion logra construir una narrativa con sus propias fortalezas, explorando temas como el trauma, la injusticia y la búsqueda de venganza. La película no se limita a contar una historia de amor, sino que también plantea preguntas sobre la naturaleza de la muerte, la memoria y el poder del amor verdadero. A pesar de algunos momentos un poco exagerados y la dependencia en ciertos tropos del género, la película mantiene un ritmo ágil y una tensión constante. La resolución, aunque predecible, es satisfactoria y ofrece un cierre emocionalmente resonante.

En definitiva, “Ghost (Más allá del amor)” es un clásico moderno que merece su lugar en la historia del cine. La dirección magistral de Brian De Palma, las actuaciones memorables y la cinematografía impresionante la convierten en una experiencia cinematográfica inolvidable. Es un entretenimiento elegante, con una atmósfera envolvente y una historia que te hará pensar y sentir.

Nota: 8/10