Ghost Ship (Barco fantasma) (2002)

“Ghost Ship (Barco fantasma)” no es precisamente una entrega sobresaliente en el género de terror psicológico con elementos de supervivencia, pero logra ser un ejercicio visualmente atractivo y, en cierta medida, inquietante. La película, dirigida por Jacques Mott, opta por la ambientación y la atmósfera como sus principales armas, y en ese sentido, cumple con decoro. La narrativa, que toma la forma de un flashback a través del equipo de rescate liderado por el Capitán Sean Murphy (Gabriel Byrne), no es particularmente compleja, sino que se construye gradualmente a medida que los miembros del equipo se adentran en los horrores del Antonia Graza. La estructura narrativa, aunque no innovadora, se presta a un lento incremento de la tensión, gracias a la utilización de la claustrofobia y la sensación de aislamiento que el barco ofrece.

Gabriel Byrne entrega una actuación sólida y convincente. Su interpretación de un Capitán Murphy atormentado por sus propios demonios, y más tarde, por la creciente certeza de que el barco está poseído, es el corazón emocional de la película. El resto del elenco de apoyo, incluyendo a la joven intérprete Julia Hough como la doctora Sarah Kincaid, cumplen sus funciones con solidez, aunque algunas de sus actuaciones pueden sentirse un tanto unidimensionales. Sin embargo, la película se beneficia enormemente de la intensidad de Byrne, que consigue transmitir una mezcla palpable de desesperación, miedo y determinación.

La dirección de Jacques Mott es competente, aunque a veces se ve afectada por un estilo visual que, en ocasiones, se inclina hacia la sobreexposición. La iluminación es especialmente efectiva, jugando con las sombras y la oscuridad para crear un ambiente de opresión y terror. Los efectos especiales, cruciales para el género, son generalmente buenos, sin caer en el efecto "flash" o la utilización excesiva de CGI que puede arruinar la credibilidad de la historia. La cinematografía de Jean-Pierre and Thomas L'Anglas, con planos bien compuestos y una cuidada composición, contribuye significativamente a la atmósfera general. El sonido, con sus crepitaciones, sus ecos y sus murmullos inaudibles, es un elemento crucial para construir la sensación de inquietud.

En cuanto al guion, es donde la película pierde un poco de fuerza. Si bien la historia presenta una premisa interesante y el desarrollo del misterio es gradual, el guion se limita a presentar los hechos sin profundizar en la psicología de los personajes o en las causas de la tragedia que aqueja al Antonia Graza. Se intenta explorar temas como el trauma, la culpa y la mortalidad, pero estas ideas se tocan de forma superficial. La historia, a pesar de su ritmo pausado, termina siendo un poco predecible, y la resolución, aunque satisfactoria, no ofrece ninguna sorpresa. El uso de flashbacks es, en general, efectivo para revelar información progresivamente, pero algunas de las escenas se sienten un poco forzadas, y la trama podría haberse beneficiado de un mayor nivel de sutileza.

Nota: 6/10