Ghost World (2001)

‘Ghost World’, la película de los hermanos Dennison, no es una comedia adolescente cualquiera. Es una observación cínica y, a la vez, profundamente melancólica sobre la adolescencia, la amistad y la dificultad de encontrar un lugar en el mundo. Terry Zwigoff, quien también adaptó la novela homónima de Daniel Clowes, logra capturar la angustia existencial de sus personajes de una manera sutil pero impactante, evitando los clichés del género y ofreciendo una experiencia cinematográfica que permanece en la memoria.

Las actuaciones son, sencillamente, impecables. Ellen Burstyn, como Enid, entrega una interpretación magistral. Transmite una frustración contenida, un escepticismo implacable y un anhelo silencioso que la define. No se trata de una actuación exagerada; es una representación de la incomodidad y la desilusión de Enid, materializada en cada mirada, cada gesto. Olivia Wilde, como Rebecca, complementa a la perfección al personaje de Enid. Su Rebecca es la voz de la razón, la amiga más pragmática y, paradójicamente, la que se siente más perdida. La química entre ambas actrices es palpablemente natural, lo que refuerza la sensación de una amistad verdadera y compleja.

El guion es la piedra angular de la película. Daniel Clowes, el autor original, ha creado dos personajes extraordinarios, profundamente imperfectos y, a la vez, increíblemente entrañables. Su mirada irónica sobre la cultura pop, el consumismo, las relaciones sociales y la búsqueda de identidad es agudamente observadora. La película no busca ofrecer respuestas fáciles; en cambio, plantea preguntas incómodas sobre el significado de la vida y la dificultad de conectar con los demás. La historia de la cita a ciegas, un elemento aparentemente trivial, se convierte en una metáfora de la búsqueda de significado, un intento desesperado de romper la monotonía. La trama se despliega con una lentitud deliberada, permitiendo al espectador sumergirse en la mente de los personajes y comprender sus motivaciones. La utilización de los anuncios de periódico como un portal a la vida de los demás aporta un toque de originalidad y subraya la sensación de aislamiento de los protagonistas.

Visualmente, la película es ambigua y discreta. La fotografía de Walter Murch utiliza una paleta de colores apagados, reflejando el estado de ánimo de los personajes. El uso del blanco y el negro, combinado con los tonos pastel de la ciudad de Cleveland, crea una atmósfera onírica y melancólica. La banda sonora, compuesta por Jarvis Cocker y Damon Albarn, es discreta pero efectiva, complementando la atmósfera de la película. ’Ghost World’ no necesita de efectos especiales o de grandes escenas de acción para contar su historia. Su fuerza reside en la sutileza de sus diálogos y en la profundidad de sus personajes.

Nota: 8.5/10