G.I. Joe: La venganza (2013)

Jon M. Chu, conocido por su trabajo en “Step Up” y “Sing Street”, se enfrenta a un desafío titánico al dirigir “G.I. Joe: La venganza”. Si bien el cambio de dirección respecto a las entregas anteriores es notable, la película, a pesar de sus intentos de profundizar en la narrativa, se queda justo a medio camino entre acción desenfrenada y un guion que, en última instancia, carece de la sustancia necesaria para justificar el despliegue visual. Chu aporta un estilo de dirección más dinámico, con secuencias de acción más coreografiadas y una sensación general de mayor energía que las anteriores entregas de la franquicia. Sin embargo, a veces, esta intención resulta en una sobrecarga visual que diluye el impacto emocional de los momentos clave.

El reparto, liderado por Channing Tatum, Dwayne Johnson y Tom Hardy, ofrece actuaciones decentes, aunque, en muchos casos, se ven limitados por los diálogos poco inspirados. Tatum, como Duke, explora la vulnerabilidad del personaje con una sutilidad que no se encuentra en las entregas anteriores, y Hardy, como Snake Eyes, aporta una intensidad oscura al guerrero sin rostro. Johnson, como Roadblock, es lo que esperas de un personaje robusto y leal, ofreciendo momentos de comedia física que, a pesar de su exageración, resultan agradables. Sin embargo, la película no profundiza lo suficiente en el trasfondo de ninguno de los personajes, relegándolos a arquetipos fácilmente reconocibles.

El guion, escrito por Rhett Reese y Paul Wernick (“Deadpool”), es el principal punto débil de la película. Si bien se intenta introducir una trama más compleja, que involucra conspiraciones gubernamentales y la manipulación de los G.I. Joe por parte de agentes internos, la ejecución es inconsistente. Los temas que se plantean - la ética del poder, la confianza, la lealtad - se introducen superficialmente, y el ritmo narrativo se vuelve errático. La película se siente dividida entre escenas de acción deslumbrantes y momentos de diálogo forzados, creando una experiencia desconcertante para el espectador. El villano, Cobra Commander, interpretado por Ray Stevenson, carece de una amenaza real, quedando relegado a ser un antagonista unidimensional, casi caricaturesco.

A pesar de sus fallas, “G.I. Joe: La venganza” ofrece una dosis considerable de entretenimiento, particularmente para aquellos que disfrutan de las películas de acción de gran presupuesto. Las secuencias de acción son impresionantes, con coreografías elaboradas y efectos visuales de alta calidad. Sin embargo, la película no logra alcanzar el potencial que le ofrece su premisa, quedando como un espectáculo visual que, en última instancia, no deja una huella duradera. La búsqueda de un equilibrio entre el espectáculo y la sustancia resulta, en gran medida, fallida, convirtiendo la película en un producto de Hollywood competente, pero decepcionante para aquellos que esperan una historia más elaborada y con mayor profundidad.

Nota: 6/10