Giallo (2010)

“Giallo” (o “Amarillo” para los que no están familiarizados con el género) no es solo una película; es una declaración. Es un homenaje visceral, un ejercicio de estilo y una prueba de que el giallo italiano, con su estética oscura y su atmósfera opresiva, sigue teniendo algo de qué ofrecer en el siglo XXI. Dirigida por Michele Vannicelli, la película se sitúa en el corazón de Milán, durante la bulliciosa Semana de la Moda, creando un contraste inquietante entre la superficialidad y el glamour de la industria y la brutalidad de un asesino en serie con un modus operandi particular.

La trama, centrada en la secuestro de Celine (Elsa Pataky), una modelo estadounidense, y la persecución del inspector Enzo (Adrien Brody), se siente inicialmente como una trama de suspense clásica. Sin embargo, “Giallo” se diferencia inmediatamente por su enfoque visual y narrativo. Vannicelli no se limita a recrear la estética del giallo clásico, sino que la subvierte y la reinterpreta con una sensibilidad moderna. La cinematografía de Daniele Massai es absolutamente sublime: juegos de luces y sombras, encuadres complejos, planos detallados que insinúan más de lo que se muestra. La película está visualmente rica, casi pictórica, recordándonos a obras maestras como “Suspiria” o “Blow-Up”, aunque con un toque de melancolía y desesperación que es inherentemente italiana.

Las actuaciones son sólidas. Elsa Pataky aporta una vulnerabilidad convincente como Celine, una mujer atrapada en una situación desesperada. Adrien Brody, aunque a veces un poco sobreactuado, ofrece un inspector desgastado y atormentado, cuya determinación de resolver el caso está en contraste con su propio pasado turbulento. Sin embargo, la verdadera joya de la película es Emmanuelle Seigner como Linda, la hermana de Celine. Su interpretación es sutil y llena de matices, transmitiendo una mezcla de desesperación, temor y, quizás, una oscura complicidad con el asesino. Seigner aporta una profundidad emocional que eleva significativamente la película.

El guion, escrito por Vannicelli y Paolo Corti, es inteligente y no rehúye la complejidad moral. La película juega con las expectativas del espectador, revelando gradualmente detalles del pasado del asesino y las motivaciones de sus crímenes. Aunque a veces la narrativa se vuelve un poco densa, especialmente en la segunda mitad, la tensión constante y el ritmo pausado contribuyen a crear una atmósfera de suspense inquietante. "Giallo" no ofrece respuestas fáciles, y la ambigüedad moral es una de sus mayores fortalezas. No es simplemente una búsqueda y captura; es una exploración del lado oscuro de la naturaleza humana, del deseo y del trauma. La película no se limita a imitar el giallo, sino que lo convierte en algo nuevo y, sorprendentemente, refrescante.

Nota: 8/10