“Glass” (Cristal) es una película que, a pesar de sus pretensiones de ser un metatexto sobre el cine de terror y el género de superhéroes, termina siendo una experiencia desconcertante y, en última instancia, decepcionante. M. Night Shyamalan, conocido por su habilidad para crear giros argumentales impactantes, aquí se adentra en un territorio donde la ambición super-excede la capacidad narrativa, dejando al espectador con más preguntas que respuestas y una sensación de agotamiento.
La película, que explora el mundo de “El Hombre de Cristal” (Glass), sigue a David Dunn (Bruce Willis), un hombre que ha desarrollado poderes sobrenaturales después de su encuentro con “La Bestia” (Samuel L. Jackson). La trama se complica cuando un misterioso individuo, Elijah Price (Gary Oldman), conocido como “El Coleccionista”, emerge como un observador omnisciente de ambos personajes. Price, un hombre con una fascinación enfermiza por los personajes de terror clásicos, parece saber más sobre la verdadera naturaleza de los poderes de David y Kevin (Bruce Willis), el protagonista de la precuela “El Hombre de Cristal”. La premisa inicial, la exploración de un mundo oculto donde los “no vivos” son conscientes de la existencia de los “vivos”, es intrigante y ofrece un terreno fértil para la exploración de temas como la percepción, la realidad y la condición humana.
Sin embargo, el guion, que fue escrito por Shyamalan y Scott Derrickson, se vuelve excesivamente complejo y confuso. La película intenta meter demasiados conceptos en un mismo relato, resultando en diálogos forzados y situaciones que carecen de lógica interna. La constante manipulación de la realidad, la inclusión de reflexiones sobre el cine y la utilización de la técnica del "flashback" se siente intrusiva y aleja al espectador del presente narrativo. La dirección, aunque visualmente cuidada, no logra compensar la falta de cohesión narrativa. La fotografía, con sus juegos de luces y sombras, contribuye a la atmósfera de misterio, pero no logra transmitir la emoción o el conflicto interno de los personajes.
Las actuaciones son, en general, sólidas. Bruce Willis ofrece una interpretación contundente como David Dunn, transmitiendo la soledad y el aislamiento del personaje. Samuel L. Jackson aporta matices a “La Bestia”, y Gary Oldman se desvive en el papel de Elijah Price, interpretando la locura y la inteligencia del personaje con una intensidad inquietante. No obstante, incluso las actuaciones más destacadas se ven perjudicadas por el guion inconsistente.
“Glass” es, en definitiva, un experimento fallido. Shyamalan, al intentar demostrar su dominio de los mecanismos del cine, termina creando una película que es más pretenciosa que satisfactoria. Aunque la idea central y la atmósfera son prometedoras, la ejecución es torpe y el resultado final es decepcionante. Una película que podría haber sido un análisis inteligente y provocador del género, pero que se convierte en un ejercicio de complejidad innecesaria. Es una película que, más que entretener, busca complicar.
Nota: 5/10