“Glee Live 3D” no es precisamente una revolución cinematográfica, ni mucho menos una obra maestra del cine en 3D. Sin embargo, para los fans acérrimos de la serie, esta película ofrece un meritorio intento de capturar la energía y la magia de la gira “Glee Live 3D” que recorrió Estados Unidos en 2011. La premisa – brindar un acceso a aquellos que no pudieron asistir a los conciertos – es, en principio, una idea excelente, y la película, en gran medida, cumple con su objetivo, aunque no lo haga con la brillantez que se podría esperar.
La dirección de Kenny Ortega, responsable de la puesta en escena de Broadway, aporta una familiaridad y una estructura a los conciertos que son de agradecer. El formato de la película se centra en los momentos más memorables de la gira, y Ortega logra plasmar la vibración del público y el entusiasmo de los propios miembros de “Glee”. No obstante, el uso del 3D, aunque presente, no se siente fundamental. Las escenas son decentes, pero la profundidad y el impacto visual no son excepcionales y, en algunos momentos, se sienten más como una adición técnica que como una herramienta narrativa efectiva. Es evidente que el formato 3D, en este caso, no es el foco principal, sino más bien un añadido ocasional.
El núcleo de la película reside, indudablemente, en las actuaciones de los actores. Alec Baldwin como Ryan Murphy, narrador de la película, aporta un tono ligero y divertido, aunque a veces se siente un poco forzado. Sin embargo, las interpretaciones de los miembros del elenco –Chord Kochner, Darren Criss, Chris Colfer, Jenna Ushkowitz, Kristin Chenoweth, ¿y, por supuesto, el fantasma de Matthew Morrison– son lo que realmente sostienen la película. Se puede apreciar el esfuerzo y la dedicación que pusieron en la gira, y sus voces y su carisma se transmiten con notable éxito a través de la pantalla. Especialmente destacable es la presencia de Kristin Chenoweth, que, fiel a su personaje, se desenvuelve con soltura y aporta un toque de alegría contagiosa.
El guion, a pesar de su función de recopilación de momentos, es bastante conciso y no profundiza en la complejidad emocional de la serie. Se centra principalmente en escenas musicales, pero carece de un desarrollo significativo de las historias personales de los personajes. Se entiende el propósito de no extenderse demasiado, dada la naturaleza de la película como un producto audiovisual derivado de una gira, pero se echa en falta una mayor exploración de las dinámicas entre los personajes y de los desafíos que enfrentaron. El guion funciona como un collage de momentos agradables, pero no ofrece ninguna sorpresa o revelación que enganche al espectador más allá de la emoción de escuchar sus canciones favoritas.
En definitiva, “Glee Live 3D” es una opción entretenida para los fans de la serie que buscan revivir la magia de los conciertos. Ofrece un agradable recordatorio del talento y la energía de los actores, y permite a los espectadores disfrutar de algunas de las canciones más emblemáticas de “Glee”. Sin embargo, su ejecución técnica y su guion son algo mediocres, lo que limita su potencial.
Nota: 6/10