“Glimmer Man” no es la joya oculta que prometía ser, ni mucho menos. La película, un thriller de detectives con un toque de melodrama, intenta pintar un retrato oscuro y complejo del crimen en la Los Ángeles de los años 80, pero termina sucumbiendo a la sobrecarga narrativa y a un guion que, a pesar de sus buenas intenciones, carece de sustancia. La premisa, la búsqueda de un asesino en serie que ha adoptado el macabro ritual de la crucifixión, es atractiva y evoca a clásicos del género, pero la ejecución, lamentablemente, no alcanza la altura requerida.
El director, Alex Crossan, logra crear una atmósfera visualmente atractiva, empleando una paleta de colores apagados, luz natural y elementos retro que transportan al espectador a la época. Los planos de la ciudad, especialmente las calles oscuras y húmedas de Los Ángeles, contribuyen a la sensación de melancolía y desesperación. Sin embargo, esta estética visual, aunque efectiva, no compensa la falta de ritmo o la inconsistencia en la dirección. Hay momentos en los que la película se detiene demasiado en escenas largas y poco dinámicas, lo que resta fluidez al relato.
La actuación de Michael Fassbender, que interpreta al detective Jack Cole, es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Fassbender aporta una intensidad palpable a su personaje, un hombre atormentado por su pasado y con un oscuro secreto que lo persigue. Logra transmitir la amargura y la vulnerabilidad de Cole, aunque a veces la actuación se ve afectada por la sobreactuación en algunos momentos clave. El resto del elenco, aunque competente, no alcanza el mismo nivel. La interpretación de los secundarios es funcional, pero no aporta profundidad a la narrativa.
El guion es el elemento más débil de "Glimmer Man". La historia se siente contada a medias, con personajes que se introducen y desaparecen sin una explicación adecuada. Los diálogos, en general, son torpes y poco convincentes, y la resolución del caso se siente precipitada y poco satisfactoria. El misterio de la identidad del "Glimmer Man" se revela de una forma abrupta y con agujeros argumentales que desluencian el suspense inicial. La película trata temas como el trauma, la culpa y la redención, pero lo hace de forma superficial, sin profundizar en las motivaciones de los personajes o en las consecuencias de sus actos.
En definitiva, "Glimmer Man" es una película que promete más de lo que entrega. Es una producción con potencial que se ve empañada por un guion desapasionado y una dirección que a veces pierde el rumbo. La actuación de Michael Fassbender y la atmósfera visualmente atractiva son el único punto a favor, pero no son suficientes para salvar la película de lo que es, en última instancia, una experiencia cinematográfica decepcionante. La película se queda en la memoria como un ejemplo de promesas incumplidas.
Nota: 5/10