Go Karts (2020)

“Go Karts” no es una película que busca conquistar las taquillas con efectos especiales o una trama vertiginosa. Es un drama adolescente australiano, enraizado en la cotidianidad de un pequeño pueblo del oeste, que se centra en la madurez, la amistad y la búsqueda de la identidad de Jack, un chico impulsivo que encuentra un camino inesperado a través del mundo del karting. La película, dirigida por Robert Mitchell, logra ser sorprendentemente efectiva en su sutileza y en la construcción de un ambiente realista y honesto, alejándose de clichés juveniles y ofreciendo una mirada fresca al género.

El guion, en gran medida, se beneficia de la naturalidad del entorno. La dinámica entre Jack y su madre, interpretada con gran sensibilidad por Isla Fisher, es el núcleo emocional de la historia. La separación, el miedo a la soledad y la necesidad de adaptación se expresan con el mínimo artificio, generando un vínculo creíble que se convierte en el motor de la trama. El resto del elenco secundario - Colin, Mandy, Patrick – son personajes bien delineados y con motivaciones claras, contribuyendo a la riqueza del mundo que Mitchell construye. La película no se pierde en detalles innecesarios, sino que se concentra en la evolución de los personajes y en las relaciones entre ellos. Es una dirección inteligente, que se centra en lo esencial y crea un ambiente palpable de tensión y amistad.

Las actuaciones son sólidas en general. Zac Efron, aunque con un papel relativamente modesto, ofrece una interpretación convincente de Jack, transmitiendo a la perfección su inquietud y su deseo de demostrar su valía. Isla Fisher, en su regreso al cine, se destaca con una actuación llena de matices, dando vida a una madre que lucha por mantener la estabilidad familiar a pesar de sus propios miedos. Sin embargo, el verdadero peso emocional de la película recae sobre la joven Ruby Rose, cuya interpretación de Mandy es particularmente memorable. Rose logra transmitir la determinación y la fragilidad de su personaje, creando una conexión inmediata con el espectador. Patrick, interpretado por Martin Henderson, aporta un aire de misterio y sabiduría a la trama, aunque su personaje carece de desarrollo, quedándose en un rol más que secundario.

No obstante, “Go Karts” no está exenta de defectos. El ritmo, a veces, puede sentirse algo lento, y algunos diálogos parecen un poco forzados. Además, la trama, aunque convincente, no ofrece grandes sorpresas. Se trata de una película que recompensa la paciencia del espectador, que disfruta de la construcción del personaje y de la atmósfera palpable. La película no pretende ser un hito en el género, sino más bien un relato sobre la importancia de la amistad, la perseverancia y el poder de la confianza en uno mismo. Es una pequeña joya del cine australiano, que merece ser vista y apreciada por su honestidad y su calidez. La elección de la locación, un pueblo rural australiano, le aporta un sello distintivo y una autenticidad que la diferencian de otros dramas juveniles.

Nota: 7/10