Gold, la gran estafa (2016)

“Gold, la gran estafa” (Gold, 2022) no es una película que redefine el género de la aventura, pero sí consigue ser una distracción entretenida, una comedia de errores con un corazón, quizás inesperadamente, que trasciende la simple parodia. La película, dirigida con una notable mano por Stephen Fung, se beneficia de una premisa sencilla: un hombre de negocios en declive, Kenny Wells (Matthew McConaughey), busca su última oportunidad para redimirse, involucrándose en una expedición para encontrar un tesoro mítico en la espesa selva de Indonesia. Lo que debería ser un desastre, se convierte en una sucesión de situaciones cómicas y, a medida que avanza la trama, también en un estudio sutil sobre la ambición desmedida y la pérdida de la inocencia.

Matthew McConaughey ofrece una actuación que va más allá de la comedia física. Wells es un personaje complejo, a la vez patético y arrogante. McConaughey suprime su habitual carisma estelar y se entrega por completo a la vulnerabilidad de un hombre consumido por el fracaso. Su transformación, desde el triunfalista explorador hasta el hombre que se enfrenta a sus propios errores, es el eje central de la narrativa. Complementando su actuación, Corey Hawkins interpreta al geólogo, Jack, con una calma y sabiduría que contrasta con el frenesí de Wells. La química entre ambos actores es fundamental para el desarrollo de la comedia y, sobre todo, para la evolución del personaje de Wells.

Fung demuestra un dominio considerable de la dirección, logrando crear un ambiente de aventura que, aunque obviamente artificial, es visualmente atractivo. La cinematografía, con planos abiertos que enfatizan la inmensidad de la jungla y la textura de la selva, contribuye a la sensación de inmersión. La banda sonora, con un toque aventurero y exótico, refuerza la atmósfera. Sin embargo, el guion, aunque ágil y con diálogos a menudo ingeniosos, no llega a un nivel de brillantez que realmente eleve la película por encima de lo ordinario. Hay momentos de genuina tensión y algunos giros argumentales que funcionan bien, pero la estructura general se siente un poco predecible. El ritmo, en ocasiones, se siente acelerado, sacrificando el desarrollo de algunos personajes secundarios.

En definitiva, "Gold, la gran estafa" no es una obra maestra, pero es una película que se disfruta fácilmente. Ofrece una combinación de humor, aventura y una reflexión, a pequeña escala, sobre la búsqueda de la felicidad y la aceptación del fracaso. No busca impresionar ni desafiar al espectador, pero cumple su cometido: entretener y ofrecer una escapada ligera y divertida. Se trata de un espectáculo de entretenimiento, bien ejecutado, con actuaciones sólidas y un tono que equilibra la comedia y la aventura. La película logra, en última instancia, conectar con el espectador a través de su personaje principal y su historia personal.

Nota: 7/10