“Gomorra” no es un cine negro convencional. No ofrece un melodrama pulcro ni un enfrentamiento heroico contra el mal. Francesco X. Rossi, adaptando la magistral investigación de Roberto Saviano, nos entrega una experiencia visceral, claustrofóbica y profundamente perturbadora. La película, lejos de glorificar la Camorra, la expone en su cruda y desoladora realidad, desmitificando las ideas preconcebidas que a menudo se tienen sobre las milicias napolitanas. El resultado es una obra de arte incómoda, que se queda en la mente mucho tiempo después de que los créditos finales hayan comenzado a rodar.
La dirección de Rossi es impecable en su capacidad para transmitir la atmósfera opresiva de la provincia de Nápoles y Caserta. La fotografía es sombría, casi monocromática, enfatizando la falta de esperanza y la constante amenaza que pesa sobre los habitantes de estas zonas. Los planos largos y la ausencia de música durante gran parte de la película contribuyen a este sentido de desolación. La cinematografía, deliberadamente austera, no busca espectacularizar el crimen, sino mostrarlo como una parte integral de la vida cotidiana, un sistema implacable que consume a todos los que se cruzan en su camino.
Las actuaciones son, en su conjunto, extraordinarias. Gianluigi Allegrigi, como Genny, el futuro capo, ofrece una interpretación sutil pero inquietante de un joven arrastrado inevitablemente a la violencia y la ambición. La película no lo presenta como un villano caricaturesco, sino como un individuo atrapado en un sistema que le niega cualquier posibilidad de redención. El resto del reparto, compuesto por actores locales, ofrece interpretaciones igualmente convincentes, dotando a cada personaje de una complejidad humana que los hace memorables. Especialmente destacable es la actuación de Carlo Verdone como ‘’Ntoni, un ‘’amico’’ de Genny que encarna la sabiduría amarga y la resignación ante la brutalidad de la Camorra.
El guion es la verdadera joya de la película. Basado en las investigaciones de Saviano, se adentra en las finanzas turbias de la Camorra, mostrando cómo el dinero, la violencia y la corrupción se entrelazan para perpetuar el poder. Se revela la lógica implacable de este mundo paralelo, donde la lealtad, la traición y el asesinato son herramientas comunes para ascender en la jerarquía criminal. La película no ofrece explicaciones fáciles, sino que simplemente muestra los hechos, permitiendo al espectador llegar a sus propias conclusiones. Se presentan casos de extorsión, sicariatos, tráfico de drogas y prostitución, exponiendo las consecuencias devastadoras de la actividad criminal para la comunidad y para los individuos que se ven involucrados en ella. La película, aunque no es una defensa de la Camorra, ofrece una radiografía honesta y perturbadora de su funcionamiento.
“Gomorra” no es un entretenimiento fácil. Es una película que exige compromiso y que puede dejar una profunda impresión negativa. Sin embargo, es una obra cinematográfica fundamental, que nos obliga a confrontar la realidad de la violencia y la corrupción en Italia y a reflexionar sobre las causas de esta problemática. Es un trabajo que merece ser visto y, sobre todo, analizado.
Nota: 9/10