Good Deeds (2012)

“Good Deeds” (Buena Voluntad) de Tyler Perry es, en esencia, una película de corazón que apunta a la nobleza, pero que finalmente se queda corta en su ambición. Perry, tanto como guionista, director y protagonista, se sumerge en el papel de Wesley Deeds, un hombre de negocios exitoso que, tras un encuentro fortuito con una madre soltera, Lindsey (Thandie Newton), se ve forzado a replantear su vida y a poner en práctica el concepto de la bondad. La premisa, aunque sencilla, podría haber desembocado en una historia más rica y compleja, pero el guion, aunque bien intencionado, se siente a veces un tanto simplista y predecible.

Perry, conocido por sus dramas familiares y comedias con un fuerte componente de social comentario, aquí se aventura en un territorio más introspectivo. La película busca explorar la superficialidad del éxito material y la importancia de la empatía, pero se apoya demasiado en melodramatismos. Los momentos de genuina conexión entre Wesley y Lindsey son efectivos, y la actuación de Thandie Newton es particularmente conmovedora, transmitiendo con sutileza la lucha y la dignidad de una madre que intenta criar a su hijo sola. Sin embargo, la historia principal de Wesley, que evoluciona de un hombre distante y arrogante a un benefactor altruista, carece de matices y se siente un tanto forzada. Perry claramente intenta mostrar una transformación, pero el proceso se presenta demasiado rápido y sin suficiente análisis de la raíz del problema de Wesley.

La dirección de Perry es funcional, empleando una paleta de colores cálidos y una fotografía amable que contribuye a crear una atmósfera acogedora. El uso de flashbacks, aunque a veces innecesarios, sirve para revelar la historia de Wesley y sus motivaciones. No obstante, la película se aferra a menudo a clichés del género dramático, con momentos sentimentales que pueden resultar excesivamente artificiosos. La banda sonora, con canciones pop pegadizas, complementa el tono sentimental sin aportar mayor profundidad. La película no busca desafiar al espectador, sino más bien ofrecerle una historia reconfortante, y en ese sentido, cumple con su propósito. Sin embargo, le falta la audacia narrativa y el desarrollo de personajes que elevarían la experiencia cinematográfica.

A pesar de sus deficiencias, “Good Deeds” no es una película mala. Es, en última instancia, un gesto de buena voluntad, una invitación a reflexionar sobre la importancia de la compasión y el impacto que nuestras acciones pueden tener en la vida de los demás. El trabajo de Perry como actor es convincente, y la relación entre Wesley y Lindsey es el corazón emocional de la historia. No obstante, la película necesita más sustancia y un enfoque más sutil para trascender su premisa básica y convertirse en algo realmente memorable.

Nota: 6/10