Good for Nothing (2012)

“Good for Nothing” no es simplemente otro western spaghetti, aunque Mike Wallis, con su debut al timón, se inspira fuertemente en esa gloriosa tradición cinematográfica italiana. La película se erige como un homenaje, sí, pero uno que se atreve a innovar, a jugar con las convenciones y, sobre todo, a construir una historia que, aunque con algunos tropiezos, logra cautivar gracias a su particular dinámica y a las actuaciones sorprendentemente sólidas de sus protagonistas. La película se enfoca en la relación improbable que se fragua entre el silencioso y taciturno Jake (Cohen Holloway), un forajido marcado por el pasado, y Sadie (Pana Hema-Taylor), una mujer con un pasado igualmente oscuro, que ha secuestrado a su hermano. Esta conexión, inicialmente basada en la necesidad y la supervivencia, se transforma en algo más complejo y, paradójicamente, en una fuente de esperanza en medio de un paisaje desolador.

La dirección de Wallis es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Logra recrear la atmósfera cruda y realista del Viejo Oeste, con un uso inteligente de la luz y la sombra, y con una fotografía que evoca la belleza salvaje del paisaje australiano. Hay una cierta torpeza en algunos movimientos de cámara, quizás influenciada por un presupuesto limitado, pero estas pequeñas imperfecciones no restan valor al impacto visual general de la película. La banda sonora, con composiciones evocadoras que recuerdan a Ennio Morricone, complementa a la perfección la ambientación y el tono melancólico de la historia. Se aprecia la intención de evocar el espíritu de Sergio Leone sin caer en la imitación, sino en una reinterpretación fresca y personal.

Las actuaciones son particularmente destacables. Cohen Holloway, en el papel de Jake, ofrece una interpretación natural y contenida, transmitiendo la complejidad emocional de un hombre marcado por su pasado. Su silencio es tan poderoso como sus pocas palabras. Pana Hema-Taylor, por su parte, brilla con una intensidad conmovedora, dotando a Sadie de una vulnerabilidad y fuerza interior que la convierten en un personaje memorable. Steve Cronin y Barnie Duncan, aunque con papeles secundarios, aportan vitalidad y autenticidad al reparto. Se nota una química palpable entre los tres protagonistas, que es fundamental para el éxito de la historia.

El guion, aunque en ocasiones se siente algo apresurado y recurre a algunos clichés del género, presenta momentos de gran belleza y profundidad. La narrativa se centra en la exploración de los personajes y sus motivaciones, alejándose de la espectacularidad innecesaria que a veces caracteriza a los westerns spaghetti. Sin embargo, la resolución final, si bien satisfactoria, podría haber sido más elaborada y ofrecer una mayor profundidad en el desarrollo de la trama. A pesar de estos pequeños fallos, “Good for Nothing” logra ser una película visualmente atractiva y emocionalmente resonante, que celebra el espíritu aventurero y la complejidad humana.

Nota: 7/10