Good Time (2017)

“Good Time” no es una película para contemplar. Es una experiencia visceral, un torbellino de frenesí y desesperación que te arrastra a la vorágine de un mundo marginal y que, al final, te deja exhausto pero fascinado. Christopher Nolan, conocido por su maestría en la narrativa no lineal y sus atmósferas densas, se aleja sutilmente de sus tropos habituales, ofreciendo una obra que se centra en la urgencia, el error y la lucha por la supervivencia.

Robert Pattinson, en su mejor papel hasta la fecha, encarna a Constantine Nikas con una intensidad brutal. Su actuación es magistral: un hombre que no es inherentemente malvado, sino alguien que toma decisiones precipitadas y que se aferra desesperadamente a la esperanza, a pesar de las probabilidades. Pattinson no se limita a interpretar la desesperación, sino que la materializa en cada gesto, en cada mirada, en cada movimiento. Su actuación es hipnótica y transmite la urgencia implacable de un hombre que está dispuesto a todo para salvar a su hermano. Es un retrato complejo y, a veces, repulsivo de un hombre al borde del abismo, pero con una chispa de humanidad que lo hace inolvidable.

La dirección de Taika Waititi, a pesar de su reputación por comedias irreverentes, aporta una sensibilidad particular a esta historia. Waititi se enfoca en el detalle, en la creación de ambientes claustrofóbicos y opresivos. Las escenas en los hospitales, las cárceles, los bares clandestinos... están ambientadas con una meticulosidad que aumenta la tensión y la sensación de encierro. La película se siente como si estuvieras atrapado en el mismo caos que Constantine. Además, la banda sonora, cuidadosamente seleccionada por Andrew Chung, es un elemento crucial para construir la atmósfera de desesperación y urgencia, utilizando una mezcla de sonidos electrónicos y elementos orgánicos que se integran perfectamente en la narrativa.

El guion, coescrito por Waititi y Martin McDonough, es, sin duda, el corazón de la película. No busca explicar por qué Constantine realiza el robo ni ofrece justificaciones. En cambio, se centra en la secuencia de eventos que se desencadenan y en las consecuencias inmediatas. El ritmo es implacable, las conversaciones son fragmentadas y las situaciones se suceden a un ritmo frenético. La película se basa en la incertidumbre y la improvisación, lo que le da un aire auténtico y crudo. La narrativa no lineal, aunque puede ser desconcertante al principio, se revela como una estrategia inteligente para transmitir la sensación de caos y la pérdida de control que experimenta Constantine. El final, ambiguo y sin concesiones, deja al espectador reflexionando sobre las decisiones que toman los personajes y las consecuencias inevitables de sus acciones.

“Good Time” es una película que te golpea con fuerza, un retrato oscuro y realista del mundo subterráneo. No es un entretenimiento fácil, pero sí una experiencia cinematográfica poderosa y memorable. Es una película que exige atención y recompensa la inversión con una profundidad emocional y una autenticidad impresionante.

Nota: 8.5/10