Con el agua al cuello (2024)

“Con el agua al cuello” (Something’s Gotta Give) es, en esencia, una comedia dramática que se presenta como un estudio de caracteres, y en ese sentido, Richard Linklater la ejecuta con maestría. La película, ambientada en el vibrante y aparentemente despreocupado Los Ángeles, nos sumerge en la crisis existencial de Andy Goodrich (Jack Nicholson), un exitoso marchante de arte que, de repente, se ve sacudido por el divorcio, la pérdida de su pareja más joven y la inesperada responsabilidad de criar a sus gemelos de nueve años. La película no se atreve a intentar ser un drama intenso o una comedia slapstick; es un equilibrio delicado y, a menudo, exitoso, entre ambos géneros.

Nicholson ofrece una actuación magistral como Andy. Lejos de caricaturizar al hombre mayor que se encuentra de repente en una situación fuera de su zona de confort, Linklater le permite mostrar la vulnerabilidad, la frustración y, en última instancia, la evolución del personaje. El conflicto entre el deseo de mantener su independencia y su creciente conexión con sus hijos es palpable, y Nicholson lo interpreta con una sutileza que es admirable. Kunis, en el papel de Grace, la hija adulta de Andy, aporta un contrapunto interesante con su propia vida complicada y su embarazo, creando una dinámica familiar compleja y realista. La química entre Nicholson y Kunis es genuina, y esta es una de las mayores fortalezas de la película.

La dirección de Linklater es precisa y, a veces, contemplativa. Evita los clichés de los films sobre paternidad forzada y se centra en los pequeños momentos, las conversaciones cotidianas y las expresiones faciales que revelan la creciente conexión entre Andy y sus hijos. Hay escenas particularmente conmovedoras, como la del picnic improvisado en el parque, que resuenan con una autenticidad que pocas comedias románticas logran alcanzar. La fotografía de Malcolm Campbell contribuye a la atmósfera del film, utilizando la luz natural de Los Ángeles para resaltar tanto la belleza como la artificialidad de la ciudad. El sonido, con sus diálogos rápidos y música sutil, también juega un papel importante en la creación del ritmo de la película.

Sin embargo, “Con el agua al cuello” no está exento de algunas fallas. El guion, aunque inteligente, a veces se inclina demasiado por el sentimentalismo, y algunas situaciones parecen forzadas para generar humor. Además, la trama secundaria con el romance de Grace podría haberse desarrollado con mayor profundidad. A pesar de estas pequeñas imperfecciones, la película es, en última instancia, un estudio de personajes bien ejecutado que explora temas universales como la paternidad, la familia y el significado de la vida. La película celebra la capacidad humana para adaptarse, aprender y encontrar la alegría en los lugares más inesperados. En definitiva, es una comedia dramática reflexiva que invita a la reflexión y que, a pesar de sus defectos, consigue conectar con el espectador a un nivel emocional.

Nota: 7/10