“Gor” (1967) no es, en absoluto, una obra maestra del cine de ciencia ficción, pero tampoco es una olvidable catastrófica. Más bien, se encuentra en un punto medio, un ejercicio de imaginación visual y un intento de abordar temas como el heroísmo y el sacrificio, aunque con una ejecución que, a la larga, resulta un tanto desconcertante. La película, dirigida por Larry Sand, se presenta como una aventura pulp, reminiscentemente de la literatura de Flash Gordon, pero con un toque de la cultura pop americana de la época que, en ocasiones, la empuja hacia un territorio extraño y a veces embarazoso.
La dirección de Sand se distingue por su notable atención al detalle visual. La creación de Gor es asombrosa para su época, una jungla exuberante y exuberante que, gracias a efectos especiales rudimentarios pero efectivos, se siente tremendamente real. El diseño de producción, la vestimenta, la creación de criaturas como los Gorlings y el diseño general del planeta son un ejemplo de la ambición de los efectos especiales de la época. Sin embargo, a medida que la trama avanza, se empieza a notar un ritmo desigual. Algunos momentos se sienten lentos y contemplativos, mientras que otros se precipitan en un torbellino de acción que no siempre se siente orgánico.
La película cuenta con una correcta, aunque no brillante, actuación de Jeff Burton como Tarl Cabot. Burton interpreta con un realismo conmovedor el personaje del profesor tímido, un hombre aparentemente común que se ve obligado a asumir un papel extraordinario. Su desarrollo a lo largo de la película es probablemente el punto más interesante, ya que el personaje evoluciona de ser un hombre inseguro y retraído a un líder heroico, aunque esta transformación no siempre se presenta de forma creíble. El resto del elenco, incluyendo a las actrices que interpretan a las habitantes de Gor, contribuye con una presencia agradable, pero no particularmente memorable. Sin embargo, el actor que interpreta a Sarm, el villano principal, ofrece una interpretación caricaturesca que, aunque efectiva en términos de villanía, carece de profundidad.
El guion, escrito por un equipo de colaboradores, es donde la película realmente parea quedarse corta. La trama, aunque sencilla en su concepto, está llena de agujeros argumentales y momentos de diálogo forzados. La exploración de temas como la justicia, la responsabilidad y el valor del sacrificio se reduce a clichés y a simplificaciones excesivas. Además, la historia se ve afectada por una notable falta de coherencia interna; ciertas decisiones de los personajes parecen tomadas a propósito para avanzar la trama, sin una justificación lógica dentro del contexto de la narrativa. La película se aferra a un tono pulp que, en algunos momentos, se siente descaradamente barato.
A pesar de sus defectos, “Gor” conserva cierto encanto nostálgico. Es una película que, aunque lejos de ser una obra maestra, ofrece una experiencia visualmente atractiva y una ventana a los aspiraciones de la ciencia ficción de los años 60. Es una película que, con un poco de indulgencia, puede resultar entretenida para los aficionados al género, especialmente aquellos que aprecien la estética de la época y el espíritu aventurero de las películas pulp.
Nota: 6/10