Gordos (2009)

“Gordos” es una película que, más allá de lo que podría parecer una simple comedia sobre el peso, se erige como una exploración sorprendentemente profunda de la condición humana en su más cruda y vulnerable. La obra, dirigida con maestría por Javier Fesser, no se contenta con el humor fácil o la ridiculización, sino que se sumerge en la complejidad de los personajes que habitan la terapia de grupo, revelando sus miedos más íntimos y las raíces de sus excesos. La película, en definitiva, es un espejo que refleja los tormentos internos y las dinámicas interpersonales que definen nuestras vidas.

El guion, adaptado de la obra teatral homónima, es el corazón palpitante de la película. No se basa en clichés ni en resoluciones simplistas. En lugar de ofrecer respuestas fáciles, presenta a personajes que luchan con sus demonios, que han recurrido al exceso –ya sea en la comida, en el alcohol, en el sexo– como una forma de evitar el dolor, la soledad o la responsabilidad. La película explora con delicadeza las consecuencias de estas conductas, mostrando cómo el peso, en muchos casos, es una metáfora de la incapacidad de afrontar las propias heridas. La evolución de cada personaje, aunque no siempre es lineal o feliz, es genuina y convincente. La trama se desarrolla de manera orgánica, permitiendo que el espectador se conecte emocionalmente con los protagonistas.

Las actuaciones son sobresalientes en todos los niveles. Javier Bardem, en su papel como el Dr. Ángel de la Guarda, se destaca por su empatía y su habilidad para transmitir la sabiduría y la ternura de un terapeuta que, a pesar de sus propios tropiezos, se dedica a ayudar a otros a superar sus obstáculos. Sin embargo, el verdadero esplendor lo dan los actores que componen el elenco de personajes secundarios: un magnífico Roberto Ley, quien personifica la desinhibición y la angustia de un hombre que ha abandonado la realidad; Ana Guerra, que encarna la desesperación y la vulnerabilidad de una mujer atrapada en un ciclo de auto-destrucción; o el inolvidable Pepe Sancho, que aporta una dosis de humor negro y una profunda reflexión sobre la soledad. Cada uno de ellos ofrece una interpretación honesta y apasionada, dotando a los personajes de una vitalidad y una credibilidad impresionantes.

La dirección de Fesser se distingue por su naturalidad y su capacidad para crear una atmósfera cálida y acogedora, a pesar de la dureza de los temas que se abordan. Utiliza una fotografía luminosa y un ritmo pausado, permitiendo que el espectador se sumerja en el universo de la terapia de grupo y se identifique con los personajes. La película no busca la espectacularidad ni el melodrama, sino que se centra en la observación y la reflexión. “Gordos” no es una comedia fácil de digerir, pero sí es una película inteligente, conmovedora y profundamente humana. Es una obra que invita a la introspección y que plantea preguntas difíciles sobre la felicidad, el amor, la aceptación de uno mismo y el poder del perdón.

Nota: 8.5/10