Grandma (2015)

“Grandma” es, sorprendentemente, una de las películas más memorables de este año. Dirigida por Paul Feig (conocido por sus comedias irreverentes como "Bridesmaids" y "Spy"), la película se aleja de sus géneros habituales para ofrecer una comedia dramática con matices inesperados, una mezcla peculiar pero sorprendentemente eficaz. La premisa, aunque simple al principio, se revela como un vehículo para explorar las relaciones intergeneracionales y los secretos que pueden permanecer enterrados durante décadas.

La película se centra en la relación entre Elle (Ellen Burstyn), una viuda con un pasado tormentoso, y Sage (Sadie Sink), su nieta rebelde y con problemas económicos. La llegada repentina de Sage, buscando un préstamo, se convierte en el detonante de un día caótico y, al mismo tiempo, introspectivo. No se trata solo de dinero; es la chispa que enciende la necesidad de Elle de confrontar sus errores pasados, revelando una serie de acontecimientos que han marcado su vida y, por extensión, la de Sage. La dirección de Feig es notable por su sutileza. Observa con detalle las interacciones entre las dos protagonistas, creando un ambiente de tensión y humor a la vez. El ritmo es pausado, lo que permite que la historia respire y que los espectadores se conecten emocionalmente con los personajes.

El corazón de la película reside, sin duda, en la interpretación de Ellen Burstyn. Su Elle es una mujer compleja y profundamente imperfecta, que ha construido una fachada de fortaleza para protegerse del dolor. Burstyn ofrece una actuación magistral, transmitiendo con una lucidez conmovedora la vulnerabilidad y la amargura de su personaje. Sadie Sink, por su parte, también brilla como Sage, dotando a la joven de una autenticidad y una rebeldía que la hacen fácilmente identificable. La química entre las dos actrices es palpable y fundamental para el éxito de la película. Además, las interpretaciones de los secundarios, como la hermana de Elle (June Squibb) y el exmarido de Elle (Stephen Root), son sólidas y contribuyen al realismo de la historia.

El guion, coescrito por Paul Feig y Kim Rachadel, es inteligente y evita caer en clichés. La película se basa en la sugerencia y el diálogo, en lugar de la exposición excesiva. Las revelaciones sobre el pasado de Elle son cuidadosamente planteadas, generando suspense y manteniendo al espectador enganchado. Sin embargo, quizás la película podría haberse beneficiado de un desarrollo más profundo de algunos de los personajes secundarios, aunque esto no resta valor a la poderosa historia central. El uso de flashbacks es efectivo, pero no se siente forzado ni artificial. La película logra equilibrar la comedia con el drama, presentando momentos de humor espontáneo junto con escenas de intensa emoción. Es una película que invita a la reflexión sobre las consecuencias de nuestras decisiones y la importancia de perdonarnos a nosotros mismos.

Nota: 8/10