Granujas de Beverly Hills (1997)

“Granujas de Beverly Hills” es, sin duda, una película que provoca sensaciones encontradas. Tras las expectativas generadas por su título y la promesa de una comedia de situación arrolladora, el resultado final es una película con momentos brillantes que se pierden en un exceso de artificio y una dirección que, a menudo, opta por la abundancia en lugar de la inteligencia. La película, en esencia, cuenta la historia de Nisi y Mickey, dos chicas aspirantes a chefs con una idea de negocio ambiciosa: abrir su propio restaurante. Para conseguir el dinero necesario, se aventuran a California con la esperanza de participar en un casting para un vídeo musical, donde se encuentran con la posibilidad de estafar a un millonario, aprendiendo, en el proceso, a adoptar la estética y los comportamientos de las "Black American Princesses”.

La dirección de Seth Gordon, conocido por “La boda de Barbra”, carece, en gran medida, de la sutileza y el ritmo que caracterizaron su trabajo anterior. La película se siente constantemente demasiado llena de ideas, con situaciones absurdas que se suceden a un ritmo frenético. A pesar de que hay escenas cómicas que funcionan muy bien, la película parece preocupada por llenar el tiempo con gag tras gag, perdiendo la capacidad de conectar emocionalmente con el espectador. Gordon explota al máximo las posibilidades visuales de la comedia, con planos elaborados y situaciones exageradas, pero a veces esto se traduce en una sensación de artificio que resta credibilidad a la historia. La película no se atreve a profundizar en la personalidad de sus personajes, limitándose a presentarles como arquetipos cómicos, lo que dificulta la inversión emocional del público.

Las actuaciones son desiguales. Rebel Wilson, en el papel de Wendy, la camarera con un talento especial para la manipulación, ofrece un desempeño sólido y divertido, manejando con destreza el personaje. Sin embargo, la interpretación de Wilson, aunque entrañable, a menudo se ve eclipsada por el exceso de artificio de la película. La química entre Wilson y Ana de Armas, que interpreta a la millonaria Penelope, es bastante buena, generando momentos cómicos genuinos cuando se encuentran en situaciones de conflicto. La película, en general, se centra en la comedia física, pero le falta profundidad en el desarrollo de los personajes y las relaciones entre ellos. A pesar de las intenciones del guion, la trama se siente superficial y predecible, con gags que, a pesar de ser divertidos, se sienten como clichés cómicos.

En definitiva, "Granujas de Beverly Hills" es una película que podría haber sido mucho más. Si bien tiene momentos de humor brillante y algunas actuaciones destacadas, su dirección apresurada y su guion carente de sustancia impiden que alcance su máximo potencial. Es un entretenimiento ligero, pero no un hito en la comedia de situación. La película se aferra a la fórmula del gag y a la apariencia de glamour, sin ofrecer nada de sustancia que la diferencie del resto de las comedias de este género. Es una agradable distracción, pero no un recuerdo perdurable.

Nota: 5/10