Guapis (2020)

“Guapis” no es una película que te impresione por su alcance épico o sus efectos visuales deslumbrantes. Más bien, es un retrato íntimo y honesto sobre la adolescencia, la búsqueda de identidad y la tensión entre tradición y deseo individual. La directora Gala Buixadell consigue, con una sensibilidad casi documental, construir una atmósfera palpablemente real, una mirada profunda a las complejidades emocionales de Amy, una joven musulmana de 11 años que se siente irremediablemente atraída por el mundo del baile de chicas.

La película se centra en la evolución de Amy, interpretada magistralmente por Laia Tous, una actuación que va más allá de la simple representación. Tous nos entrega un personaje crudo y complejo, que se construye a través de miradas, gestos sutiles y una expresividad que habla más que con palabras. Vemos en Amy una mezcla de inocencia, curiosidad y rebeldía, una necesidad imperiosa de explorar su propia feminidad en un contexto cultural que a menudo la limita. La película no romantiza la rebeldía de la protagonista, sino que la muestra con todas sus contradicciones, sus dudas y sus miedos.

La dirección de Gala Buixadell es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Evita las soluciones fáciles y los clichés, optando por un enfoque naturalista que se centra en la vida cotidiana de Amy y su familia. La película no se explica a sí misma, sino que se permite ser observada, permitiendo que el espectador se sumerja en la vida de los personajes y sienta sus emociones. Los planos, a menudo largos y contemplativos, nos invitan a observar y a reflexionar sobre la situación de la protagonista. La música, cuidadosamente seleccionada, acentúa la tensión emocional de las escenas sin interrumpir la naturalidad de la narrativa.

El guion, coescrito por Buixadell y Mònica Allende, es inteligente y evita el sentimentalismo excesivo. La película plantea preguntas importantes sobre la identidad, la sexualidad, la religión y las expectativas sociales. La familia de Amy, aunque representada con sutileza, se muestra como un elemento fundamental en la construcción de su personaje y en su conflicto con las normas sociales. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que invita al espectador a hacerse sus propias preguntas y a formar sus propias conclusiones. La tensión entre la hija y la madre, interpretada por Berta Pujol, es particularmente conmovedora y realista. Se percibe una profunda frustración, pero también un amor incondicional que se expresa de manera silenciosa y efectiva.

“Guapis” no es una película fácil de ver. Requiere paciencia, observación y una cierta disposición a conectar con las emociones de sus personajes. Sin embargo, a cambio, nos ofrece una experiencia cinematográfica enriquecedora y profundamente humana. Es una película que permanece en la memoria mucho después de que terminan los créditos.

Nota: 8/10