Gunpowder Milkshake (Cóctel explosivo) (2021)

“Gunpowder Milkshake” (Cóctel Explosivo) no es precisamente una obra maestra de la narrativa cinematográfica, pero, sorprendentemente, resulta ser un entretenimiento explosivo y bien construido. La película de primera de режиссера Leanne Banks se presenta como una comedia de acción neo-noir que bebe fuertemente de las referencias pulp y la estética de los 70, ofreciendo un espectáculo visualmente llamativo y con un tono que equilibra a la perfección el humor negro y la violencia estilizada.

Karen Gillan está absolutamente genial como Eva, una asesina profesional endurecida por las circunstancias y atormentada por un pasado que intenta dejar atrás. Su interpretación es sutil, contundente y transmite la carga emocional que Eva lleva sobre sus hombros. Lena Headey, en un papel que podría haber sido secundario, aporta una presencia imponente y un aire de peligro latente como Scarlet, la madre de Eva. Headey, con su capacidad innata para los personajes complejos y oscuros, eleva cada escena en la que aparece. Sin embargo, el guion, aunque efectivo para generar tensión y ritmo, no se aventura demasiado en la exploración de la dinámica madre-hija, aunque lo intenta con un matiz emotivo que, en algunos momentos, se siente superficial.

El director Banks consigue un equilibrio visual espectacular. Las secuencias de acción, coreografías de violencia diseñadas para ser impactantes pero no gratuitas, son impresionantes y se integran con una estética que evoca el cine de acción de los años 70, con colores vibrantes, vestuario llamativo y una banda sonora que pulsa al ritmo de la acción. La película no busca ser profunda; se centra en el entretenimiento puro y duro. Los efectos especiales, especialmente los destellos y explosiones, están bien realizados y contribuyen a crear un ambiente visualmente estimulante. La película, sin embargo, carece de la profundidad psicológica que podría haberle dado un mayor impacto. Se siente como una serie de escenas bien montadas, pero que, en conjunto, no construyen una historia particularmente memorable.

A pesar de sus defectos, “Gunpowder Milkshake” es una experiencia visualmente gratificante y sorprendentemente divertida. La química entre Gillan y Headey es palpable, y la película ofrece un alivio bienvenido en un panorama cinematográfico saturado de propuestas serias. No esperes una película que te haga reflexionar, pero sí que te mantendrá entretenido durante su duración. Es un "cóctel explosivo" que sabe lo que hace y lo hace bien, aunque sin pretensiones.

Nota: 7/10