Gwendoline (1984)

“Gwendoline” es un proyecto ambicioso que, a pesar de sus evidentes virtudes visuales, se queda en un punto medio, un ejercicio de nostalgia cinematográfica que no logra consolidarse como una experiencia verdaderamente memorable. La película, ambientada en la década de 1930, nos presenta la historia de una joven heroína en busca de su padre desaparecido y, a su lado, una leal criada francesa, quienes recurren a los servicios de un aventurero cínico para desentrañar el misterio. La trama, si bien promete aventuras y peligros en un mundo exótico y decadente, termina siendo un tanto desordenada y carente de profundidad.

La dirección de Daniel Peterson demuestra un cierto talento para la fotografía y la recreación de ambientes. La ciudad portuaria asiática que sirve como punto de partida y base para la expedición es visualmente rica y bien construida, con un ambiente palpable de opulencia y decadencia. La cinematografía de Erik Jensen, con sus ricos colores y sus juegos de luz, es uno de los puntos fuertes de la película, contribuyendo a la atmósfera de aventura y peligro que se pretende crear. Sin embargo, la puesta en escena a veces recae en la ostentación, apelando a la imagen y dejando de lado la narrativa que podría haberla enriquecido.

El reparto ofrece algunas actuaciones convincentes. Sophie Happenden, como Gwendoline, transmite la determinación y la vulnerabilidad de su personaje con una naturalidad que es agradable de ver. La química entre ella y la también actriz francesa, Camille Lefevre, como la leal criada, es fundamental para el desarrollo de la historia. No obstante, el personaje del aventurero, interpretado por un Mark Strong sombrío y silencioso, se siente a menudo unidimensional y carente de profundidad. Su cinismo, aunque intencionado como un rasgo definitorio, no logra conectar realmente con el espectador, limitando su impacto en la trama.

El guion es donde reside el mayor problema de la película. La trama avanza a trompicones, con demasiados giros inesperados y un ritmo irregular. Algunos momentos de acción son entretenidos, pero la exploración de la cultura oculta de mujeres fantásticas, que se presenta como un elemento central de la historia, se diluye en una serie de secuencias espectaculares pero poco desarrolladas. Se insinúa un mundo fascinante, pero nunca se profundiza en su mitología o en sus costumbres. El guion se enfoca en la superficie de la aventura, olvidándose de explorar las implicaciones y el significado de su exploración.

A pesar de sus defectos, “Gwendoline” es una película visualmente atractiva que ofrece un escape entretenido. Sin embargo, su trama desordenada y su guion superficial impiden que alcance su potencial. Podría haber sido mucho más, pero al final, se queda como una aventura bien iluminada, pero carente de sustancia.

Nota: 6/10