“Ha nacido una estrella” (Born to Be Wild, 1950) no es simplemente una película de rock and roll, sino una exploración profundamente conmovedora de la pasión, la vulnerabilidad y la autodestrucción. Stanley Donen, con una dirección magistral, logra crear una atmósfera cruda y auténtica que te envuelve desde el primer fotograma. La película no se adormece en la nostalgia, sino que se atreve a mostrar la cara fea del estrellato, un camino pavimentado con adicción, soledad y una búsqueda desesperada de validación que puede consumir a cualquiera.
Marlon Brando, en su papel de Jackson Maine, ofrece una interpretación monumental. Es un hombre atormentado, un genio musical con un talento innegable pero marcado por un pasado oscuro y un profundo sentimiento de soledad. Brando transmite, con una mirada intensa y una actuación sutil, la complejidad de un hombre que ha logrado el éxito, pero que lo ha pagado con un precio alto. Su relación con Ally, interpretada por Judy Garland, es la columna vertebral de la película y la esencia de su drama. Garland, a pesar de su fragilidad y las circunstancias de su vida en ese momento, entrega una actuación igualmente poderosa y llena de matices. La química entre ambos es palpable y nos hace sentir la fuerza de una conexión genuina, un refugio en un mundo implacable.
El guion de Michael Kaplin, basado en la obra de Tennessee Williams, es inteligente y no cae en clichés. Se centra en el proceso creativo de Jackson y en la lucha interna del personaje, evitando la glorificación del rock and roll y ofreciendo una visión realista de las consecuencias de la fama y la adicción. La película es especialmente lúcida en su representación de la presión mediática y la superficialidad del mundo del espectáculo. Sin embargo, no rehúye las escenas de música, que son, en su mayoría, geniales y evocadoras. La banda sonora, con canciones como "Hound Dog" y "Memphis Blues", se integra perfectamente en la narrativa y amplifica las emociones de la historia. La dirección musical, supervisada por Allan Sherman, contribuye enormemente al impacto emocional de la película.
“Ha nacido una estrella” es una película que te marca. No es una película fácil de ver, debido a su temática y a la fragilidad de Judy Garland, pero su honestidad brutal y su retrato conmovedor de una relación compleja la convierten en una obra cinematográfica imprescindible. La película explora temas universales como el amor, el talento, la búsqueda de la identidad y la autodestrucción, con una sensibilidad y un rigor que la distinguen de otras películas del género. Es un testamento a la fuerza del arte y a la necesidad de la conexión humana, incluso en medio del caos y la oscuridad.
Nota: 8.5/10