Habitación 237 (2012)

“Room 237” no es una película, sino una experiencia. Un viaje introspectivo y a veces inquietante a las profundidades de la interpretación cinematográfica, que se centra en el legado perpetuo de “El resplandor” de Stanley Kubrick. Este documental, lejos de ofrecer respuestas definitivas, se alimenta del mito, de la fascinación por las interpretaciones divergentes que han surgido tras su estreno en 1980, convirtiéndose en un laberinto de ideas y obsesiones, y todo ello, intrínsecamente ligado a la innegable genialidad de Kubrick y su obra maestra.

El documental, dirigido por Michael Nauman, evita la narración lineal. En su lugar, se presenta como una colección de cinco perspectivas individuales, cada una de ellas abordando el significado de la película a través de sus propias lentes. Estamos ante entrevistas a cineastas, artistas visuales, psicólogos y académicos que, a través de breves fragmentos de sus propias obras (animaciones, cortometrajes, representaciones teatrales) y reflexiones personales, desglosan la película en piezas. La habilidad de Nauman reside en no imponer una única interpretación, sino en mostrar la multiplicidad de enfoques posibles, y en la constante tensión que surge al ver cómo la subjetividad del observador influye en su percepción del horror, la soledad y la locura contenidos en la historia.

La dirección del documental es magistralmente inquietante. La yuxtaposición de los diferentes puntos de vista, combinada con la música ambiental que se intensifica a medida que se profundiza en las teorías más oscuras, crea una atmósfera de creciente ansiedad. El ritmo es deliberadamente pausado, permitiendo que las imágenes y las palabras de los entrevistados resuenen, invitando al espectador a sumergirse en la reflexión. No obstante, esta lentitud puede resultar, en algunos momentos, un poco agotadora, especialmente para aquellos que buscan respuestas rápidas o conclusiones claras.

Las actuaciones de los entrevistados son cruciales para el éxito del documental. Cada uno aporta una perspectiva valiosa y, a menudo, sorprendente. La honestidad y la pasión con la que expresan sus ideas, combinada con la calidad de sus interpretaciones artísticas, elevan el nivel de la producción. No se trata de que las teorías que presentan sean necesariamente las más convincentes (algunas, admitámoslo, son bastante extravagantes), sino de que se expresan con convicción y sensibilidad, demostrando una profunda conexión con la obra de Kubrick y con las emociones que ésta evoca.

“Room 237” es, en definitiva, un homenaje a la capacidad de “El resplandor” para generar debate y fascinación. Es un documento que, más que ofrecer respuestas, nos invita a cuestionar nuestras propias interpretaciones y a comprender la fuerza subyacente de una obra que sigue siendo tan relevante y perturbadora después de más de cuatro décadas. No es una película que te dejará con la mente despejada, sino que te plantará preguntas que resonarán en tu interior mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar.

Nota: 8.5/10