Habitación en Roma (2010)

“Habitación en Roma” no es una película que te sorprenda, ni que te deje un impacto tan profundo como algunos de sus contemporáneos. Sin embargo, lo que ofrece es una experiencia cinematográfica tranquila, evocadora y sorprendentemente sutil. Adaptación, con una notable fidelidad, del aclamado ‘En la cama’ de Matías Bize, la película se centra en un encuentro fugaz entre dos mujeres, una rusa llamada Natasha y una española llamada Alba, en una lujosa habitación de un hotel romano. La premisa, en esencia, es simple: dos desconocidas, separadas por continentes y vidas aparentemente irrelevantes, se encuentran y durante doce horas comparten sus deseos, sus miedos y, finalmente, un amor intenso y efímero.

La dirección de Alberto Aguilar es discreta pero efectiva. No recurre a artificios ni a disfraces visuales. Se limita a observar y a capturar la atmósfera en la que se desarrolla la historia: la belleza decadente de Roma, el lujo del hotel, la intimidad de la habitación. Aguilar crea un ambiente denso, casi palpable, donde cada gesto, cada mirada, adquiere una importancia crucial. La fotografía de Sergio Federico Salvini es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Los colores cálidos, la luz natural y las composiciones cuidadas transmiten la sensualidad del encuentro, pero también la melancolía y la fragilidad de ese breve momento de conexión.

Las actuaciones son impecables. El dúo formado por Svetlana Polunina y Aixa Villacarnero son excepcionales. Polunina, como Natasha, aporta una intensidad contenida y una vulnerabilidad que resultan cautivadoras. Su personaje, una mujer con una vida compleja y llena de secretos, transmite una gran fuerza interior. Villacarnero, por su parte, interpreta a Alba con una naturalidad y una sensibilidad que la convierten en una protagonista cercana y comprensible. La química entre ambas actrices es evidente y fundamental para el éxito de la película. Lo mejor es que no recurren a clichés sexuales, sino a una representación honesta y realista de la atracción y el deseo.

El guion, a pesar de su sencillez, es de notable calidad. Evita la melodrama y se centra en el desarrollo de la relación entre Natasha y Alba. Se exploran temas como el compromiso, la libertad, la búsqueda de la felicidad y la complejidad de las relaciones humanas. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que plantea preguntas sobre el amor, la infidelidad y la responsabilidad. Se permite que el espectador interprete y que cada uno extraiga su propia conclusión. Es una película que invita a la reflexión y que te deja con una sensación de quietud, casi de tristeza, al final. La brevedad de la historia, aunque puede resultar frustrante para algunos, es precisamente lo que la hace tan poderosa.

Nota: 7/10