Halloween: H20. Veinte años después (1998)

“Halloween: H20. Veinte años después” no es la secuela que esperábamos, ni siquiera la que necesitaba. Si bien la premisa de un regreso a la zona de actuación de Michael Myers, veinte años después del incidente original, promete una confrontación visceral y aterradora, la película se pierde en un melodrama familiar que eclipsa la tensión y el terror que caracterizaron las entregas iniciales de la saga. Jamie Lee Curtis, en el papel de Laurie Strode, regresa con una profundidad emocional que, sin duda, es necesaria, pero el guion no siempre la apoya, diluyendo la amenaza constante que debería emanar del icono de terror.

La dirección de David Gordon Green intenta crear una atmósfera opresiva y claustrofóbica, principalmente gracias a la fotografía, que favorece las sombras y los rincones oscuros. Sin embargo, la película se aferra demasiado a la construcción del personaje de Laurie, explorando sus traumas y su relación con su hijo, Danny, con un tono que a veces se siente un poco artificioso. Si bien la intención es humanizar a la protagonista, el exceso de escenas de flashback y de diálogo introspectivo ralentizan el ritmo y restan importancia al elemento central de la historia: la amenaza de Myers. La película está más interesada en mostrar las cicatrices psicológicas de Laurie que en mantener al espectador al borde del asiento.

La actuación de Jamie Lee Curtis es, sin duda, el punto fuerte de la película. Logra transmitir la fragilidad y la tenacidad de Laurie de una manera creíble, mostrando un miedo palpable y una determinación inquebrantable. Scott Strachan, como el hijo de Laurie, Danny, no logra alcanzar el mismo nivel de impacto, aunque su interpretación es funcional y adecuada para el papel. La nueva incorporación, Daisy Armitage, como la hija de Annie (Jill Harlan), ofrece un papel breve pero memorable, con un rostro inquietante que contribuye a la atmósfera de terror. La presencia de Donald Pleasence, interpretando a el doctor Loomis, es un guiño nostálgico bienvenido y aporta cierta profundidad al pasado de la saga.

No obstante, la película recurre a algunos clichés del género, incluyendo una exploración excesiva del horror psicológico, que, si bien puede resultar interesante en dosis moderadas, termina saturando la narrativa. Algunos giros argumentales son predecibles y el ritmo, como ya se ha mencionado, es irregular. La confrontación final, aunque visualmente impactante, carece del impacto emocional que la historia merece, debido en parte a la sobrecarga de elementos dramáticos que la acompañan. La música, que busca generar tensión, a veces suena forzada, contribuyendo a la sensación de artificialidad.

“Halloween: H20. Veinte años después” es, en definitiva, una secuela con potencial que, lamentablemente, no logra cumplir con las expectativas. Es una película decente, que ofrece una visita nostálgica al universo de Halloween, pero que no aporta nada sustancialmente nuevo al género ni alcanza la intensidad que esperamos de una película de terror.

Nota: 6/10