Halloween Kills (2021)

“Halloween Kills” se presenta como una apuesta audaz, una ruptura con la fórmula que había definido la saga de terror durante décadas. Tras los acontecimientos del final de “Halloween” (2018), la película nos entrega una Haddonfield transformada en un campo de batalla, sumida en una histeria colectiva contra la amenaza de Michael Myers. El director David Gordon Green, lejos de buscar la resolución de la tormenta que había generado su predecesor, se sumerge en la ambigüedad y en la visceralidad del horror, con resultados a medias, pero indudablemente impactantes.

La película, en su núcleo, se centra en la construcción de la resistencia. La idea de que la comunidad, impulsada por la rabia y el trauma, se une para enfrentarse a la perpetua amenaza de Michael es un punto de partida interesante, aunque la ejecución carece de sutileza. El guion, bajo la pluma de Jeff Jensen, Kyle Balfe y Danny McBride, se siente a veces apresurado, con secuencias de acción que, si bien son frenéticas y violentas, a menudo pierden la profundidad emocional que se esperaría. La trama se desvía hacia múltiples subtramas que, aunque generan momentos de tensión, diluyen el foco principal: la persecución implacable de Michael.

Las actuaciones son el punto fuerte indiscutible de la película. Jamie Lee Curtis, nuevamente interpretando a Laurie Strode, está imperturbable, transmitiendo una dureza y una determinación que son cautivantes. La interpretación de Curtis es una carta de amor a un personaje icónico, demostrando que, incluso después de décadas, su presencia sigue siendo esencial. James Jude Kirk, como Ray Kerwin, aporta un contrapunto a la desesperación general, creando un personaje con una sorprendente ternura que se distingue en un contexto de horror. El resto del elenco secundario, incluyendo a Gordon, Allison y Luke, encaja sin problemas en la dinámica comunitaria, aportando vitalidad y credibilidad a la trama.

La dirección de David Gordon Green busca un horror más realista y visceral, abandonando la atmósfera de suspense contemplativo del original y, en su lugar, ofreciendo un torbellino de violencia y caos. Si bien este enfoque, innegablemente, genera momentos de gran impacto, a veces lo hace a costa de la construcción de personajes más complejos. La película no se detiene a explorar el trauma psicológico de sus víctimas, sino que las presenta como meros elementos de la estrategia de defensa comunitaria. El uso de la cámara, aunque a menudo efectiva para capturar la frenética energía del combate, a veces sacrifica el ritmo y la narrativa.

En definitiva, “Halloween Kills” es un espectáculo de violencia que, aunque no alcanza la calidad del original o “Halloween” (2018), ofrece una experiencia cinematográfica intensa y visceral. Su ambición es encomiable y las actuaciones son excelentes, pero el guion y la dirección, en ocasiones, no logran consolidar la experiencia en algo realmente memorable. Se trata de una película que busca ser un festival de terror, y en ese sentido, lo consigue.

Nota: 6/10