Hampa dorada (1931)

“Hampa Dorada” (Gold Diggers, 1925), dirigida con maestría por Lewis Milestone, no es simplemente un filme de los albores del cine sonoro; es una piedra angular de la historia del género gangster y una fascinante observación social sobre la ambición desmedida y la corrupción. Milestone, conocido más tarde por “All Quiet on the Western Front”, consigue, con una precisión sorprendente para la época, un retrato realista y a menudo brutal de la ascensión y caída de un hombre en el submundo criminal de la ciudad. La película no glorifica la vida de los gangsters, sino que la presenta con un cinismo inteligente que resulta impactante incluso hoy en día.

Edward G. Robinson, en su papel de Rico, ofrece una actuación deslumbrante. Su interpretación es de una naturalidad y vulnerabilidad asombrosas, transmitiendo con maestría la ambición implacable de un hombre que está dispuesto a todo para alcanzar el éxito. No se trata de una caricatura de villano, sino de un individuo complejo, que oscila entre la desesperación y la determinación, mostrando el vacío emocional que resulta de perseguir el poder y la riqueza. La química entre Robinson y James Murray como Joe Massara es notable, representando la lealtad y la codicia que definen su relación. La actuación de Murray, aunque más discreta, es crucial para el desarrollo de la historia.

Lo que realmente distingue a “Hampa Dorada” es el guion, de John McNally, que va más allá de la simple trama de ascenso y caída. La película explora temas como la pobreza, la desigualdad social y la moralidad. La escena de la primera actuación de Rico, con la coreografía elaborada y las letras ingeniosas, es un hito del cine. No solo demuestra la capacidad técnica del equipo, sino que también revela las ambiciones desmedidas de Rico y su deseo de escapar de su destino. Pero la película no se detiene en la euforia; la escena posterior, con la muerte de su esposa, es profundamente conmovedora y muestra las consecuencias humanas de sus decisiones.

Milestone se distingue por su dirección meticulosa y su uso de la cámara para construir la tensión y revelar la decadencia moral de los personajes. El film es visualmente impactante, incluso con las limitaciones técnicas de la época. La iluminación juega un papel fundamental, enfatizando las sombras y el contraste, reflejando la atmósfera sombría y la corrupción que impregnan la historia. La película utiliza un tono de cinismo que es fundamental para la comprensión del mensaje final: la ambición desmedida siempre lleva a la destrucción. La película no solo rompe barreras técnicas sino también sociales, mostrando una representación temprana y honesta de las luchas por la supervivencia en un entorno peligroso.

La película no es perfecta. Algunas escenas, por su naturaleza de la época, pueden resultar un poco lentas para el espectador moderno. Sin embargo, “Hampa Dorada” sigue siendo una obra maestra del cine sonoro, un estudio de personaje y un comentario social incisivo, que merece ser visto y apreciado por su importancia histórica y su capacidad para conmover y desafiar al espectador.

Nota: 8.5/10