Hancock (2008)

“Hancock” (2008) no es precisamente una joya brillante del género de superhéroes, pero se erige como una de las películas más sorprendentes y, en cierto modo, conmovedoras de su época. Dirigida por Peter Berg, la cinta logra un equilibrio inusual entre la parodia heroica y la exploración de la soledad y la incomunicación, elementos que, a pesar de no ser sus puntos fuertes, le otorgan una resonancia que pocas películas de superhéroes logran alcanzar.

Will Smith, en el papel de Hancock, ofrece una actuación magistral. Se aleja significativamente del personaje de acción que le ha definido en gran parte de su carrera, optando por una interpretación profundamente melancólica y ligeramente caótica. Su Hancock es un hombre brutalmente honesto, con un humor negro afilado y una incapacidad total para conectar con la gente. La incomunicación de Hancock, la incapacidad para sentir la empatía y el cariño, es lo que lo convierte en un héroe fallido, un monstruo en la mente de los demás. Smith no solo se limita a ser el personaje; lo *vive*, transmitiendo la frustración y la soledad de un individuo que, a pesar de sus poderes, se siente terriblemente solo.

La película, aunque se basa en una premisa de lavado de imagen, explora con notable inteligencia las razones detrás del aislamiento de Hancock. No se trata solo de un héroe que necesita mejorar su imagen pública. La película nos muestra a un hombre marcado por una tragedia personal: la muerte de su esposa. Esta pérdida lo ha convertido en un ser de acción, impulsado por la ira y el deseo de venganza, en lugar de un protector. El encuentro con Stacy, interpretada de manera encantadora por Retta Williams, actúa como un catalizador para que Hancock deje de vivir en el pasado y comience a considerar la posibilidad de la conexión humana. El romance entre ambos no es el núcleo de la película, sino más bien la oportunidad para que Hancock se cuestione a sí mismo y a su propósito.

La dirección de Peter Berg es sólida y enfocada. Evita caer en clichés y se concentra en la construcción del personaje y en la dinámica entre los protagonistas. El ritmo es pausado y las escenas de acción, aunque coreografiadas con cuidado, no dominan la narrativa. El guion, coescrito por Peter Berg y Carl Ross, es inteligente y evita la excesiva indulgencia en el humor, priorizando la profundidad emocional. La película no rehuye de mostrar las consecuencias de la violencia y el dolor, lo que le confiere una mayor credibilidad a la historia. El tono, a veces sombrío, contrasta con las explosiones de acción, generando un efecto inesperado y memorable. La banda sonora, aunque no siempre sobresaliente, complementa la atmósfera melancólica.

En definitiva, "Hancock" es una película de superhéroes refrescante y poco convencional, que no teme abordar temas complejos como el luto, la soledad y la incomunicación. Es una película que vale la pena ver si buscas algo diferente a las típicas explosiones y diálogos baratos.

Nota: 7/10