“Hangar 18” (1980) es una película que, a pesar de su evidente origen en la paranoia de la época de la Guerra Fría, se mantiene sorprendentemente relevante y entretenida décadas después. La historia, aunque sencilla, aborda temas complejos como la desconfianza gubernamental, la fe ciega y la búsqueda de la verdad en un mundo donde la información se manipula. Dirigida por Samuel Fuller, un veterano del cine que a menudo se atreve a romper con la norma, la película se distingue por su estilo visual crudo y su atmósfera de tensión constante.
Fuller, conocido por su habilidad para dirigir producciones de bajo presupuesto con un impacto visual potente, no rehúye la acción y el suspense. El incidente del OVNI, la explosión del satélite y el posterior aterrizaje del aparato en el desierto del Nuevo México se presentan con una crudeza que es refrescante en comparación con la producción de ciencia ficción más pulida de la época. Las imágenes de destrucción son impactantes y la acción, aunque limitada, se siente genuina. La película no intenta crear efectos especiales espectaculares, sino que confía en la atmósfera y en el manejo de la tensión para mantener al espectador enganchado.
La película se centra en la tripulación del satélite, interpretada por Robert Preston, Russ Tamblyn y Tommy Lee Jones. Preston, con su papel de un astronauta pragmático y escéptico, ofrece una interpretación sólida que sirve como ancla para la historia. Tamblyn, con su personaje de un antiguo aviador, aporta un toque de sabiduría y experiencia. Jones, en un rol más limitado, añade una dosis de vulnerabilidad. Aunque las actuaciones son modestas, cumplen su cometido y se centran en transmitir la incredulidad y el creciente temor de los personajes ante lo desconocido. Sin embargo, el guion, aunque bien intencionado, carece de profundidad. Los diálogos son a menudo poco naturales y la construcción del personaje no siempre es consistente.
Uno de los puntos fuertes de la película radica en su tratamiento de la paranoia gubernamental. La imposibilidad de obtener respuestas y la manipulación de la información por parte de las autoridades crean un clima de desconfianza que se extiende a lo largo de la trama. El personaje del agente gubernamental, interpretado por Carol Shaw, es especialmente interesante debido a su ambigüedad moral. La película sugiere que la verdad está oculta deliberadamente y que el gobierno está dispuesto a hacer cualquier cosa para proteger sus secretos. A pesar de sus defectos, “Hangar 18” es un clásico de la ciencia ficción de bajo presupuesto que merece la pena ver, especialmente para aquellos interesados en explorar las sombras de la desconfianza y la búsqueda de la verdad. Es un reflejo de un momento histórico y una advertencia sobre la vulnerabilidad de la libertad de información.
Nota: 7/10