Hanky Panky: una fuga muy chiflada (1982)

“Hanky Panky: una fuga muy chiflada” es, sin lugar a dudas, una joya peculiar que evoca directamente a la estética de Hitchcock, pero con una dosis extra de locura y humor que la distingue. La película no pretende imitar a su maestro, sino que toma las herramientas del suspense y el thriller, como la atmósfera tensa y los giros argumentales inesperados, y las aplica a un universo narrativo completamente propio, impulsado por la química innegable entre Gene Wilder y Gilda Radner. Y, precisamente, esta dualidad, esta combinación de seriedad y exageración, es donde reside gran parte de su encanto.

Wilder, en su papel de Jack Santo, un detective privado con un pasado turbio y una obsesión por la limpieza, aporta una solidez y un cinismo característicos. Su interpretación es un ejercicio de comedía física y verbal, pero también revela una vulnerabilidad oculta que le confiere profundidad al personaje. Radner, por otro lado, como Kate Hellman, ofrece una actuación igualmente destacada. Su Kate es una mujer decidida, atormentada por la pérdida y la búsqueda de justicia, pero también posee una chispa de rebeldía y una capacidad para la improvisación que la convierten en una figura compleja y fascinante. La química entre ambos actores es palpable y alimenta la dinámica central de la trama.

La dirección de Alan Parker, aunque a veces un poco descuidada en su ritmo, es eficaz para construir la atmósfera de intriga y peligro. Parker domina el uso de la cámara, empleando planos cerrados para enfatizar el suspense y movimientos de cámara fluidos para mantener el interés del espectador. La banda sonora, cuidadosamente seleccionada, acentúa la tensión y contribuye a la sensación de que en cualquier momento puede ocurrir algo inesperado. El guion, adaptado de la obra teatral de John Lutz, es intrincado y lleno de matices. Sin embargo, en algunos momentos la trama se vuelve un tanto recargada y la complejidad puede resultar confusa para el espectador menos familiarizado con el género.

No obstante, la película logra superar estas posibles debilidades gracias a su humor inteligente y a sus personajes memorables. “Hanky Panky” no se toma la vida demasiado en serio, permitiendo que el espectador se sumerja en la locura de la trama sin sentirse abrumado. La película ofrece momentos de genuina comedia, pero también momentos de suspense que mantienen al espectador al borde del asiento. La banda sonora y los efectos visuales, aunque datan un poco, cumplen su función de ambientación y de crear la sensación de estar en un mundo donde todo es posible. Es una película que sabe ser tanto un thriller que te mantiene en vilo como una comedia que te hace reír a carcajadas. Un ejemplo de cómo la comedia y el suspense pueden coexistir y crear una experiencia cinematográfica realmente única.

Nota:** 7.5/10