Hannah y sus hermanas (1986)

“Hannah y sus hermanas” es una comedia dramática que, lejos de ser una simple farándula familiar, se instala en una reflexión sorprendentemente profunda sobre el equilibrio entre las expectativas sociales, la libertad individual y los lazos familiares. La película, dirigida con maestría por Eli Roth, logra construir un ambiente de constante tensión subyacente, donde el deseo de Hannah por un hogar y una vida tranquila choca con la innegable necesidad de sus hermanas de sentirse amadas y aceptadas. Roth sabe, con una sutileza impecable, que el drama no reside en la confrontación explícita, sino en las miradas, los silencios y las pequeñas traiciones que erosionan el núcleo de la familia.

La película se centra en Hannah (Natasha Lyonne), una actriz de Hollywood que, a pesar de su éxito, anhela la estabilidad que ofrece el matrimonio con su marido, Paul (Ian Larkin). Su vida, aparentemente perfecta, se ve sacudida por la llegada de Lee (Maura Tierney) y Holly (Kiernan Shipka), sus hermanas, que, aunque no poseen la brillantez de Hannah, poseen una vitalidad y una necesidad de atención que la protagonista, con la mejor de las intenciones, encuentra difícil satisfacer. Lyonne ofrece una interpretación magistral, transmitiendo la frustración de Hannah con una mezcla de ternura y exasperación que es creíble y profundamente humana. La actriz domina la dicotomía entre la fuerza y la vulnerabilidad, lo que la convierte en el corazón palpitante de la película. Las actuaciones de Tierney y Shipka son igualmente convincentes, aportando un carisma y una rebeldía que desafían constantemente a la persona que se supone que es la más ‘estable’ de la familia.

El guion, escrito por Roth y Alex Mitchel, es la clave del éxito de la película. No se basa en el humor slapstick, sino en diálogos inteligentes y situaciones incómodas que revelan las motivaciones y los miedos de cada personaje. La película explora temas relevantes como la presión social sobre las mujeres para que se casen y tengan hijos, la idea de la ‘perfección’ y la carga emocional que puede implicar mantener una fachada de felicidad. La dirección de Roth es precisa y cuidadosa en la composición de cada escena, utilizando espacios reducidos y una iluminación que acentúa la tensión. El ritmo es pausado, permitiendo al espectador absorber las complejidades de la dinámica familiar. Aunque la trama principal se centra en la crisis familiar, también se atreve a explorar brevemente la industria del entretenimiento, mostrando las presiones y la superficialidad que pueden asociarse al éxito.

Sin embargo, es importante señalar que la película, a pesar de sus fortalezas, puede resultar un tanto predecible en su resolución. El arco narrativo principal, si bien conmovedor, sigue una trayectoria bastante convencional. A pesar de esto, la película logra mantener la atención del espectador gracias a su atmósfera, sus personajes bien desarrollados y la interpretación de Natasha Lyonne. La película plantea preguntas sobre el significado de la felicidad y el precio de la independencia, invitando a la reflexión sobre la naturaleza de las relaciones familiares.

Nota: 7.5/10