Hansel y Gretel: Cazadores de brujas (2013)

“Hansel y Gretel: Cazadores de Brujas” no es la secuela que muchos esperábamos, ni siquiera la secuela que merecían. Años después de sus primeras expediciones, la dupla de justicieros, interpretados por Jeremy Renner y Gemma Arterton, regresa con la promesa de venganza y, de alguna manera, la película entrega eso, aunque con una ejecución que, en última instancia, resulta decepcionante. La película se centra en la retorcida obsesión de Hansel y Gretel por erradicar a las brujas que supuestamente terminaron con la vida de sus padres, un trauma que los ha transformado en individuos despiadados, dispuestos a cruzar cualquier línea moral para cumplir su cometido.

La dirección de David Heyman es competente, pero carente de la audacia y el terror que se esperaría de un relato sobre brujas. Hay momentos visuales que son decentes, especialmente en las escenas de persecución, que son dinámicas y llenas de acción. Sin embargo, la fotografía, en general, es predecible, apelando a una paleta de colores apagados que no crea la atmósfera necesaria para el horror que pretende transmitir. La película carece de la atmósfera gótica opresiva que asociamos con el género de terror sobrenatural. El ritmo es irregular, con momentos de acción frenética intercalados con largas secuencias de diálogo que, a menudo, no aportan nada sustancial a la trama. Además, la banda sonora, aunque adecuada, no logra generar la tensión dramática requerida por la historia.

Las actuaciones de Renner y Arterton son, en su mayoría, sólidas. Ambos actores demuestran un profundo desgaste emocional, reflejando el peso de sus acciones pasadas y la moralidad cuestionable que les ha impelido a convertirse en justicieros. Renner, en particular, ofrece una interpretación convincente, mostrando la dualidad entre el hombre que alguna vez fue y el monstruo que ha llegado a ser. Gemma Arterton se destaca por su capacidad de transmitir la desesperación y la rabia contenida de su personaje. Sin embargo, la relación entre ambos, aunque fundamental para la trama, no se explora con la profundidad que merecía, quedando a menudo relegada a gestos y miradas ocasionales. El desarrollo de los personajes secundarios, aunque prometedor en algunos momentos, termina siendo superficial y, en muchos casos, olvidable.

El guion es donde la película realmente falla. La trama se vuelve compleja y confusa, introduciendo elementos de magia oscura, conspiraciones ancestrales y viajes en el tiempo, sin ofrecer explicaciones claras o un desarrollo coherente. La motivación de los antagonistas es vaga y, en última instancia, poco creíble. Además, la película aborda temas como la memoria, el trauma y la redención, pero lo hace de forma superficial, evitando profundizar en las implicaciones filosóficas y psicológicas de estas ideas. La conclusión, demasiado rápida y poco satisfactoria, deja al espectador con la sensación de que la historia podría haber sido mucho más ambiciosa y reflexiva. En definitiva, “Hansel y Gretel: Cazadores de Brujas” es un ejercicio de entretenimiento mediocre, que, a pesar de contar con actores talentosos, se pierde en una maraña de clichés y un guion carente de sustancia.

Nota: 5/10