Happy Feet 2 (2011)

“Happy Feet 2” es una secuela que, a pesar de contar con el corazón tierno y la energía contagiosa de la original, no logra replicar la magia de su predecesora. La película, dirigida nuevamente por Chris Miller y Fionn Farley, explora el desarrollo de Erik, el hijo de Mumble, que, a diferencia de su padre, ha perdido el deseo de bailar. Esta resistencia al baile, y por tanto a la alegría y la expresión personal, se convierte en el eje central de la trama, impulsando una narrativa que, aunque conmovedora, carece de la frescura y la innovación que hicieron tan especial “Happy Feet”.

La película se centra en el viaje de Erik para redescubrir su pasión por el baile. Su búsqueda lo lleva a encontrarse con Sven, un pingüino que ha desarrollado la habilidad de volar, un personaje que, a pesar de ser visualmente atractivo y divertido, se siente ligeramente desaprovechado. La dinámica entre Erik y Sven proporciona momentos cómicos y algunos de los momentos más emotivos de la película, pero la resolución del conflicto entre ambos no llega a ser del todo satisfactoria. La dirección de Miller y Farley es competente, aprovechando al máximo el entorno de la Antártida y creando escenas visualmente atractivas, especialmente durante las secuencias de baile. Sin embargo, la película, en general, se siente un poco demasiado predecible, siguiendo una estructura narrativa similar a la original, pero sin aportar ideas nuevas.

Las actuaciones son sólidas, especialmente la de James Corden como Mumble, quien aporta una vulnerabilidad y un cariño palpables a su personaje. Robin Williams, que regresa como el Dr. Ramon, ofrece un toque de humor y sabiduría, aunque su papel, aunque apreciado, es algo limitado en comparación con la película original. Sin embargo, la película se apoya en su mensaje central: la importancia de la autoexpresión y la aceptación de la individualidad. Este mensaje, aunque relevante, se presenta de forma algo directa, sin profundizar en las complejidades emocionales que podrían haber enriquecido la historia. La banda sonora, naturalmente, es un punto fuerte, con melodías alegres y pegadizas que complementan a la perfección las escenas de baile.

En última instancia, “Happy Feet 2” es una película familiar agradable pero superficial. Aunque posee elementos positivos, como sus personajes entrañables, su estética visualmente cuidada y su banda sonora vibrante, carece de la originalidad y la fuerza narrativa que la catapultaron al éxito. Se queda en un territorio seguro, sin arriesgarse a la innovación, lo que le impide alcanzar su máximo potencial. Es un entretenimiento decente para ver con la familia, pero que no deja una huella duradera.

Nota: 6/10