Harry el fuerte (1973)

“Harry el fuerte” (Bullitt, 1968) no es simplemente un thriller de persecuciones; es una obra maestra de la tensión narrativa y del cine de acción que, incluso hoy, sigue sorprendiendo por su ritmo implacable y su atmósfera densa. Dirigida por Peter Yates, la película se aleja de las convenciones de sus predecesores, priorizando la inmersión del espectador en la experiencia visceral de la investigación y la acción, en lugar de depender únicamente de explosiones y espectaculares escenas de tiroteo. La película, basada en un artículo de William Hillman sobre un caso real en San Francisco, se centra en el detective Harry Callahan (Steve McQueen) y su peculiar método de trabajo, un enfoque brutal pero efectivo que desafía las reglas del sistema judicial.

Lo que distingue a “Harry el fuerte” es la dirección magistral de Yates. Su uso de la cámara es innovador para la época, con planos secuencia extensos y desorientadores que sumergen al espectador en la persecución. La película no se detiene a analizar la motivación de los criminales, sino que se concentra en el proceso de Callahan para llegar a ellos. Los planos de la persecución en automóvil por las colinas de San Francisco son icónicos, combinando una dirección precisa con el virtuosismo de los conductores. No se trata solo de acción, sino de una coreografía visual que refleja la desesperación y la furia de Callahan. Y Yates consigue transmitir esa sensación de peligro inminente sin recurrir a trucos baratos.

Steve McQueen, en el papel de Harry Callahan, ofrece una actuación sutil pero potente. Su personaje no es un héroe clásico; es un hombre endurecido por la vida y la justicia. McQueen aporta una presencia física imponente al personaje, pero lo más importante es su reserva emocional, lo que permite al espectador entender sus acciones sin juzgar demasiado. La química entre Callahan y el detective Fairbairn (Jim Coburn) – quien se une a la investigación – es notablemente natural, añadiendo una dimensión humana a la trama. Coburn, en un papel que parecía haber sido escrito especialmente para él, aporta un contrapunto inteligente y cínico a la personalidad de Callahan.

El guion, adaptado de un artículo de periodismo de investigación, es efectivo en su economía narrativa. Evita los clichés del género de detectives, priorizando el suspense y la atmósfera sombría de la ciudad. La trama, centrada en la venganza de los criminales y la corrupción dentro del sistema, se desarrolla de manera orgánica y convincente. Aunque el ritmo puede sentirse pausado para los espectadores acostumbrados a la acción desenfrenada, esta lentitud contribuye a la tensión creciente que domina la película. La exploración de la naturaleza de la justicia y la percepción de ella por parte de los perpetradores añade una capa de complejidad a la historia, sugiriendo que el verdadero enemigo puede ser más profundo de lo que parece.

En definitiva, “Harry el fuerte” es una película que se mantiene fresca y emocionante más de 50 años después de su estreno. Es una obra maestra del cine de acción que, con su dirección innovadora, sus actuaciones sólidas y su guion inteligente, define el género y sigue siendo una referencia para los cineastas de hoy en día.

Nota: 8.5/10