“Harry + Max” es un melodrama complejo y, en ocasiones, dolorosamente lento, que explora las consecuencias devastadoras de secretos, mentiras y el impacto que las relaciones incestuosas pueden tener en la psique de un individuo. La película, dirigida con una sensibilidad cautelosa por Ira Sachs, no se limita a ofrecer una historia de pecado; se adentra en la vulnerabilidad, la pérdida de identidad y la lucha por la autenticidad en un mundo obsesionado con la imagen pública. La elección de Ira Sachs de centrarse en la relación entre dos hombres, Harry y Max, en lugar de simplemente presentar un relato de "incesto", es una decisión inteligente que le permite explorar temas universales de deseo, lealtad y la búsqueda de un sentido de pertenencia.
Las actuaciones son, en su mayoría, excepcionales. Jake Gyllenhaal da una interpretación magistral como Harry, un hombre consumido por la vergüenza, el arrepentimiento y la desesperación por mantener su imagen de estrella pop. Su declive no solo se manifiesta en su carrera musical, sino también en su vida personal, que se desmorona bajo el peso de sus secretos. Ansel Elgort, por su parte, ofrece una actuación igualmente convincente como Max, un joven artista en ascenso que se debate entre el deseo y la necesidad de mantener una fachada de normalidad. La química entre ambos actores es palpable, transmitiendo la ambivalencia y la complejidad de su relación, un vínculo que trasciende la mera atracción física y se enraíña en un pasado compartido y cargado de dolor.
El guion de Ray Wagner es el punto más debatible de la película. Si bien la dirección y las actuaciones son sólidas, el ritmo pausado y la falta de momentos dramáticos explosivos pueden resultar tedioso para algunos espectadores. La película se construye con un meticuloso detalle, mostrando los pequeños gestos, las conversaciones fragmentadas y los momentos de silencio incómodo que caracterizan la vida de los personajes. Sin embargo, esta lentitud a veces se traduce en una falta de ritmo narrativo, y el espectador puede sentirse a veces desconectado de la historia. Aunque se intenta retratar la evolución interna de Harry y Max, la película no siempre logra transmitir la magnitud emocional de sus decisiones y la profundidad de sus heridas. Hay escenas que podrían haberse beneficiado de una mayor condensación o de un enfoque más directo.
A pesar de estas posibles críticas, “Harry + Max” es una película que invita a la reflexión. Explora la fragilidad de la identidad, las consecuencias de las mentiras y la dificultad de enfrentar el pasado. Sachs no ofrece respuestas fáciles, sino que se limita a presentar una mirada honesta y, a menudo, incómoda, sobre las complejidades de la naturaleza humana. La película es, en última instancia, una meditación sobre la pérdida, la redención y la búsqueda de un significado en un mundo que no siempre es compasivo. Es una obra que quedará contigo, provocando un debate interno sobre la moralidad, el arrepentimiento y la responsabilidad.
Nota: 7/10