“Harry, un amigo que os quiere” no es precisamente una bomba explosiva del cine, pero sí un relato familiar cautivador que se aferra a la sinceridad y al humor torcido. La película, dirigida por Sophie Gassiat, se centra en la tensa situación familiar de Michel y Claire, una pareja que se ve abrumada por las exigencias de la crianza y los problemas burocráticos de su casa de verano. La historia, en apariencia simple, se convierte en un estudio de personajes profundamente humano y, curiosamente, en una reflexión sobre la importancia de la conexión y el propósito.
Las actuaciones son el gran punto fuerte de la película. Jean-Pierre Cailler, como Michel, ofrece una interpretación magnífica. Logra transmitir la frustración, el agotamiento y, en última instancia, la vulnerabilidad de un hombre que se siente perdido en la rutina. Su papel como padre, no siempre perfecto, es presentado con una honestidad que evoca la empatía del espectador. Por otro lado, Valérie Dassery, interpreta a Claire, con una gracia y una ternura que contrastan notablemente con el caos familiar. La química entre ambos es palpable y contribuye significativamente a la credibilidad de la dinámica familiar. Pero el verdadero descubrimiento es el personaje de Harry, interpretado por Karim Attou. Su presencia, inicialmente percibida como un intruso disruptivo, se transforma en la inesperada catalizador de la película, aportando una vitalidad y un entusiasmo contagiosos que iluminan la vida de la familia. Attou consigue un equilibrio perfecto entre el humor, la ingenuidad y la genuina preocupación por el bienestar de los demás. Su arco narrativo es, sin duda, el más interesante y gratificante.
El guion, aunque no especialmente innovador en su estructura, consigue desarrollar los personajes de forma sutil y efectiva. La película evita caer en clichés del melodrama familiar, optando por un enfoque realista y matizado. Los conflictos no se presentan como imposibles de resolver, sino como desafíos inherentes a la vida cotidiana. La construcción del personaje de Harry, de manera gradual, es un ejemplo de guion bien tejido. La trama, centrada en su intento de “arreglar” la vida de Michel, no es más que la excusa para explorar la dinámica familiar y las relaciones interpersonales. Las escenas en la casa de verano, con las múltiples obras y el constante movimiento de las tres hijas, son visualmente atractivas y contribuyen a crear una atmósfera de tensión y caos. La película logra transmitir, sin ser explícita, la dificultad de mantener la armonía en un entorno familiar complicado. El humor, presente a lo largo de la película, nunca es gratuito, sino que surge de la situación misma y de la personalidad excéntrica de Harry, aportando un alivio necesario en medio del caos.
En definitiva, “Harry, un amigo que os quiere” es una película agradable y conmovedora, que no busca la grandilocuencia, sino que se centra en la belleza de los pequeños detalles y en la importancia de las conexiones humanas. No es un imprescindible, pero sí una experiencia cinematográfica recomendable para aquellos que buscan una historia familiar sencilla, con personajes entrañables y un mensaje positivo.
Nota: 7.5/10