Hasta la Vista (2011)

“Hasta la Vista” es una comedia audaz y sorprendentemente conmovedora que se atreve a desafiar las convenciones de género y la propia definición de ‘normalidad’. El director, Marcos Rodríguez, ha logrado crear una experiencia cinematográfica que, a pesar de su premisa inicial ligeramente absurda, profundiza en temas como la amistad, la aceptación personal y la búsqueda de la felicidad, dejando una huella duradera en el espectador. La película no se conforma con ser una simple comedia sexual; es un retrato de tres jóvenes con discapacidades físicas, cada uno con sus propias inseguridades y deseos, que se embarcan en un viaje para superar sus miedos y, quizás, encontrar algo más que una simple conquista.

Las actuaciones son excepcionales. David Pérez, interpretando a Javier, el ciego, transmite una vulnerabilidad y una vitalidad impresionantes. Su capacidad para comunicar sus sentimientos y sus dudas a través de la mirada y el lenguaje corporal es magistral. Pablo García, como Miguel, el paralítico, equilibra con maestría la comedia y la melancolía, mostrando un personaje complejo y profundamente humano. Y finalmente, Santiago Mendoza, en el papel de Raúl, el que sufre dificultades motoras, aporta una autenticidad y una gracia especial, logrando conectar con el público a través de su humor y su ingenio. La química entre los tres actores es palpable, lo que enriquece considerablemente la dinámica grupal y las situaciones cómicas.

El guion, aunque a veces se muestra un poco forzado, es la columna vertebral de la película. Rodríguez no rehúye la crudeza y la vulnerabilidad de sus personajes, explorando sus miedos, sus inseguridades y sus conflictos internos con una honestidad refrescante. Las secuencias enológicas, en lugar de ser simplemente decorativas, sirven como un catalizador para el desarrollo de la relación entre los personajes y para la exploración de sus personalidades. Sin embargo, la película podría haberse beneficiado de un ritmo más pulido; algunas escenas se sienten un poco alargadas y el desarrollo de ciertos secundarios, aunque interesantes, se siente precipitado. La comedia, en general, es inteligente y no recurre a chistes fáciles o situaciones degradantes, sino que se basa en el humor situacional y en la inteligencia de los personajes.

Además, la película plantea preguntas importantes sobre la percepción social de la discapacidad y la importancia de la amistad. “Hasta la Vista” no ofrece respuestas fáciles, sino que invita al espectador a reflexionar sobre la belleza de la imperfección y la importancia de la aceptación. Es una película que te hace reír, llorar y, sobre todo, pensar. La fotografía, con una paleta de colores cálida y luminosa, complementa perfectamente la atmósfera optimista y esperanzadora de la historia. En definitiva, “Hasta la Vista” es una comedia con corazón que, a pesar de sus momentos torpes, es una experiencia cinematográfica gratificante y, en última instancia, profundamente conmovedora.

Nota: 8/10