Hasta que la muerte los separe (2003)

“Hasta que la muerte los separe” es una comedia de enredos que, a pesar de sus evidentes influencias, logra mantenerse fresca y entretenida gracias a una puesta en escena magistral y, sobre todo, a la química innegable entre Michael Douglas y Albert Brooks. La película, dirigida con habilidad por Barry Levinson, se construye sobre la premisa de dos hombres radicalmente diferentes – uno, un agente de la CIA con una vida caótica y peligrosa; el otro, un podólogo obsesivo con el orden – obligados a pasar tiempo juntos por el enlace de sus hijos. Esta confrontación, a primera vista, parece destinada al fracaso, pero Levinson y sus guionistas convierten esta aparente incompatibilidad en el núcleo de una comedia inteligente y llena de situaciones hilarantes.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Michael Douglas ofrece una interpretación particularmente divertida como Steve Tobias, transmitiendo con convicción la arrogancia, el descaro y la vitalidad de un hombre acostumbrado a vivir al límite. Albert Brooks, por su parte, explota al máximo el personaje del Dr. Jerome Peyser, un hombre neurótico y excesivamente detallista que se encuentra completamente fuera de lugar en el mundo de Steve. Brooks logra el equilibrio perfecto entre la comedia física y la sutil ironía, presentando a un personaje que, a pesar de sus manías, resulta profundamente simpático. Candice Bergen también brilla como la ex-esposa de Steve, Judy, una mujer que ha buscado la tranquilidad y se ve forzada a lidiar con el caos que su ex-marido trae consigo. Ryan Reynolds, como el hijo adolescente, aporta un toque de rebeldía y modernidad a la historia.

El guion, aunque predecible en algunos momentos, demuestra una gran inteligencia al desarrollar las personalidades de los personajes y explorar la dinámica entre ellos. Las situaciones cómicas surgen de la honestidad de las interacciones, de la diferencia abismal en sus perspectivas y de la gradual apertura que se produce entre Steve y Jerry. La película no se limita a la comedia superficial; también aborda temas como la incomunicación, la familia y las expectativas sociales. La tensión se construye de forma orgánica, y la relación entre Steve y Jerry evoluciona de una animosidad inicial a una improbable amistad. Aunque algunos diálogos son un tanto rebuscados, la película logra mantener el ritmo y el interés del espectador. La dirección de Barry Levinson es impecable, creando un ambiente visualmente atractivo y utilizando el montaje para enfatizar los contrastes entre los mundos de Steve y Jerry.

En definitiva, “Hasta que la muerte los separen” es una comedia de enredos bien construida, con actuaciones memorables y un guion que, aunque no revolucionario, cumple con las expectativas. Es una película que se disfruta en buena compañía y que, a pesar de sus años, sigue siendo divertida y refrescante. No es una obra maestra, pero sí un entretenimiento sólido y agradable.

Nota: 7/10