Hasta que la Suerte nos Separe (2012)

“Hasta que la Suerte nos Separe” no es una película que redefine el género de comedia, pero sí ofrece un entretenimiento ligero y, en muchos aspectos, sorprendentemente gratificante. La historia de Tino, interpretado con una vitalidad contagiosa por Raúl Arévalo, es un clásico en la literatura de comedia, y esta adaptación, dirigida con maestría por Dani Mateo, sabe aprovecharlo al máximo. La premisa, un hombre de la clase media que de repente se hace millonario, ya es una excelente base para situaciones embarazosas y un torbellino de decisiones precipitadas, y la película lo explota sin tapujos.

Arévalo, en particular, brinda una actuación destacada. Captura la torpeza, la ingenuidad y el egoísmo de Tino con una naturalidad que lo convierte en un protagonista fácilmente simpático, a pesar de sus errores. Su química con Mario Franco, quien interpreta al pragmático y meticuloso consejero financiero, es el corazón de la película. La tensión cómica entre ambos, un hombre impulsivo y un hombre calculador, es constante y genuina. Franco, que se encuentra en un momento particularmente bueno de su carrera, aporta un contrapunto perfecto a la exuberancia de Arévalo. La película consigue que ambos personajes sean, a su manera, entrañables.

Sin embargo, el guion, aunque efectivo en el desarrollo de las situaciones cómicas, podría haber sido más profundo. Las bromas son frecuentes y, en ocasiones, se sienten un tanto forzadas, recurriendo a la exageración y a chistes fáciles. No obstante, la dirección de Dani Mateo logra mantener un ritmo ágil y un tono ligero que dificulta que el espectador pierda el interés. La película aprovecha a su máximo para exponer la dinámica familiar, mostrando los efectos del repentino cambio económico en la relación de Tino con su esposa y sus hijos. No se adentra en la complejidad emocional, sino que opta por la comedia como herramienta principal para contar la historia.

El diseño de producción contribuye significativamente al ambiente general de la película. Los lujosos decorados que muestran la vida de Tino al principio contrastan fuertemente con la realidad económica, creando un efecto visual interesante. La banda sonora, también, acompaña bien el desarrollo de la trama, con melodías alegres y pegadizas que refuerzan el tono cómico. A pesar de las fallas del guion, la película posee un valor suficiente para entretener y ofrecer una agradable tarde de cine. “Hasta que la Suerte nos Separe” no es una obra maestra, pero sí un entretenimiento bien construido, con actuaciones sólidas y una dirección competente.

Nota: 7/10