Hatchet (2006)

“Hatchet” (2006) no es una película que busque la sofisticación o la originalidad. Es, sencillamente, una película de terror “slasher” cruda, visceral y deliberadamente tosca, que se alimenta de la nostalgia por el género de terror de bajo presupuesto de los 80 y la promesa de una experiencia de susto explícita. Y, en ese sentido, cumple su cometido con una honestidad brutal que, a su vez, puede ser tanto su mayor virtud como su principal debilidad.

La premisa, aunque reciclada, es atractiva para un público específico. La leyenda de Victor Crowley, un asesino en serie de Nueva Orleans, y su aparición espectral como una fuerza de venganza implacable, se presenta como una excusa para un relato de supervivencia en un entorno remoto y amenazante. El director Jay Rosbottom utiliza la topografía del lago Atchafalaya como telón de fondo, una zona boscosa y misteriosa que contribuye a la atmósfera de inquietud y abandono. La dirección, en general, es competente, construyendo una sensación de claustrofobia y vulnerabilidad, especialmente en las escenas nocturnas, que son particularmente efectivas. Sin embargo, se aprecia que el presupuesto limitado condiciona la calidad de algunas imágenes, y la edición a veces se muestra un tanto apresurada, lo que resta fluidez a algunas secuencias de acción.

Las actuaciones son, en su mayoría, sólidas. Craig Bierko como Brett, el protagonista, logra transmitir un equilibrio entre la ingenuidad, la desesperación y el miedo, siendo el personaje con el que el público tiene mayor facilidad para conectar. Amelia Vega como la novia de Brett, Emily, aporta un toque de vulnerabilidad y valentía, aunque su papel se limita en gran medida a ser la voz de la razón y la víctima potencial. Sin embargo, destaca sin duda Kane Hodder como Victor Crowley. Hodder, que ya había interpretado a personajes similares en otras películas, entrega una interpretación físicamente imponente y perturbadora, aprovechando al máximo el maquillaje y los efectos especiales para crear una presencia inquietante y amenazante. Es en este aspecto donde la película realmente brilla, ofreciendo momentos de genuina tensión y susto.

El guion, si bien no es particularmente complejo, funciona como un marco para la sucesión de secuencias de horror. Se centra en la construcción del miedo y la anticipación, utilizando jump scares y la sugestión en lugar de la dependencia excesiva de la sangre. No obstante, la trama carece de profundidad y la resolución, aunque satisfactoria, es algo predecible. Los diálogos son funcionales, pero no aportan riqueza ni matices a los personajes. Lo que sí funciona es la atmósfera de terror psicológico que se construye gradualmente a lo largo de la película, a través de la presentación de la leyenda local y el incremento de la sensación de que algo terrible acecha en los bosques.

En definitiva, “Hatchet” es una película de terror disfrutable para aquellos que buscan una experiencia de sustro clásica, sin pretensiones y centrada en la acción y el horror directo. No es una obra maestra del género, pero ofrece un buen rato y, para su público objetivo, cumple con su objetivo de asustar y entretener. La película es un homenaje, quizás un poco empalagoso, a las películas de terror de bajo presupuesto que marcaron una época.

Nota: 6/10