Hechizo en la ruta maya (1995)

“Hechizo en la Ruta Maya” es una película que, aunque no alcanza la grandilocuencia de algunos clásicos del cine romántico de los años 50, sí logra encajar perfectamente dentro de esa corriente, ofreciendo una experiencia visualmente agradable y una historia de amor con un toque de fantasía que, en definitiva, resulta cautivadora. La película, basada en la novela “Miss Shumway waves a wand” de James Hadley, nos transporta a una América rural y nostálgica de principios del siglo XX, un periodo que, en sí mismo, aporta un peso estético considerable a la película. La dirección de Daniel Miller es generalmente competente, sabiendo manejar los espacios abiertos y los paisajes de la Ruta Maya con una estética que evoca la época, incluso si no siempre es particularmente innovadora.

El corazón de la película reside, sin duda, en la química entre los protagonistas, interpretados por una joven Elizabeth Banks y un atractivo Gregory Peck. La tensión entre ambos personajes, interpretados por Banks y Peck, está muy bien construida, creando una dinámica palpable desde las primeras escenas. Banks, en particular, ofrece una actuación sutil pero efectiva, transmitiendo la inocencia y el deseo de una joven que se embarca en un viaje de autodescubrimiento. Peck, por su parte, aporta la elegancia y la melancolía que encaja a la perfección con el personaje de un hombre que ha perdido la fe y se encuentra en una encrucijada. Sus diálogos, aunque a veces un tanto artificiosos, funcionan bien y contribuyen a generar la atmósfera romántica que la película busca conseguir. La película, aunque no se detiene en explorar el pasado de cada personaje en profundidad, sí que logra, de forma gradual, revelar las razones detrás de su reticencia inicial y la profundidad de su conexión.

El guion, adaptado de la novela, se beneficia de una trama sencilla pero efectiva. La premisa, un viaje por carretera que se convierte en un encuentro inesperado, es un cliché, pero la película lo maneja con sensatez, evitando los excesos y centrándose en el desarrollo de la relación entre los personajes. La incorporación de elementos fantásticos, como la posible existencia de una varita mágica y la influencia de los espíritus de la naturaleza, se integra de forma orgánica en la narrativa, añadiendo un toque de misterio y magia sin restar valor a la historia de amor. Sin embargo, la película no se asoma a explorar las implicaciones sociales y políticas de la época en la que se desarrolla, limitándose a presentar una visión idealizada de la vida rural. El ritmo, a veces, se siente un poco lento, particularmente en la segunda mitad, y algunos diálogos podrían haber sido más elaborados. No obstante, la película logra crear un ambiente de ensueño y nostalgia que atrapa al espectador y lo invita a dejarse llevar por la historia.

En definitiva, “Hechizo en la Ruta Maya” es una película recomendable para aquellos que buscan una escapada romántica a un pasado idealizado. No es una obra maestra cinematográfica, pero sí una historia de amor dulce y evocadora, con un toque de fantasía y una buena dosis de nostalgia. Es una película para disfrutar en una tarde de domingo, acompañada de un buen café y la compañía de alguien que aprecie los clásicos del cine romántico.

Nota: 6.5/10