Hellboy (2019)

“Hellboy” (2004) no es, precisamente, una joya del cine fantástico, pero es una película que ha resistido el paso del tiempo por una razón: su particular mezcla de tono y elementos, y una ejecución que, a pesar de sus fallas, resulta sorprendente en su ejecución. Guillermo del Toro, director de reconocido talento, nos entrega una visión de cuentos de hadas oscuros y violentos, lejos de la Disney, y una adaptación audaz de un personaje icónico de los cómics de Dark Horse. El resultado es una experiencia cinematográfica singular, aunque no exenta de problemas.

El guion, adaptado de las novelas de Mike Mignola, es, en general, sólido. Se centra en el conflicto entre Hellboy, un demonio mitad hombre, mitad monstruo criado por el gobierno de Estados Unidos, y la implacable Nimue, la Reina de la Sangre, una bruja ancestral con un pasado oscuro y un objetivo: la destrucción de la humanidad. La trama es predecible en su estructura general, pero la película se beneficia de un ritmo vertiginoso y de una atmósfera de terror gótico particular. Del Toro logra evocar un ambiente de Londres victoriano convulso, impregnado de humedad, sombras y un cierto dejo de decadencia que funciona a su favor. Sin embargo, el diálogo a veces resulta un tanto torpe y expositivo, y ciertas situaciones son un tanto forzadas para impulsar la trama.

Las actuaciones son, en su mayoría, excelentes. Ron Perlman, como Hellboy, ofrece una interpretación magistral. Su rostro, su voz y su presencia escénica capturan a la perfección la complejidad del personaje: su rebeldía, su soledad, su deseo de aceptación y su amabilidad oculta. Sean Bean, en el papel del Profesor Broom, aporta un toque de humor negro y una credibilidad al personaje, convirtiéndose en el corazón cómico de la película. Lila Moriyama, como la joven Abigail, también destaca, aportando una vulnerabilidad y una inocencia que contrasta con la oscuridad que rodea al personaje.

Visualmente, “Hellboy” es, sin duda, una película que destaca. La dirección de arte es impecable, recreando con detalle la atmósfera de Londres de la época victoriana. Los efectos especiales, que en 2004 todavía parecen un poco datados en comparación con los estándares actuales, se integran a la perfección en la narrativa, y contribuyen a la creación de un mundo fantástico crudo y perturbador. Del Toro demuestra su maestría en la creación de ambientes, utilizando la iluminación y la composición fotográfica para generar una sensación constante de tensión y amenaza. La banda sonora, igualmente, complementa a la perfección la estética visual y la atmósfera sombría de la película.

En definitiva, “Hellboy” no es una obra maestra, pero es una película entretenida, visualmente impactante y con un protagonista carismático. Aunque su guion a veces presenta fallos y su ritmo puede ser irregular, la dirección de Del Toro, las actuaciones sólidas y la atmósfera oscura y evocadora la convierten en una experiencia cinematográfica recomendable para los amantes del cine fantástico con un toque oscuro y gótico. No es perfecta, pero sí ofrece una visión particular y original del universo de Hellboy.

Nota: 7/10