Hércules: El origen de la leyenda (2014)

“Hércules: El origen de la leyenda” es una apuesta por el épico, un intento de revitalizar una figura mitológica tan arraigada en la cultura popular que, a veces, el simple hecho de mencionarla evoca imágenes preestablecidas. La película, que nos transporta a la Grecia del año 1200 a.C., no es una obra maestra, ni mucho menos, pero tampoco es un fiasco absoluto. Se erige como una producción visualmente agradable y, en cierto modo, refrescante en un panorama superheroico saturado de CGI que a menudo eclipsa la narrativa. El director, Yann Demange, demuestra cierta habilidad para crear atmósferas visualmente impactantes, aunque a veces la sobreexposición de efectos especiales resta autenticidad a las escenas de batalla y peligro.

Kellan Lutz, quien interpreta a Hércules, ofrece una actuación competente pero, sinceramente, algo predecible. Su Hércules es un joven noble, ingenuo y, en cierta medida, torpe, cuya evolución a lo largo de la trama es, comprensiblemente, lenta. Sin embargo, la película se centra más en la relación romántica entre Hércules y la princesa Creta (Elodie Yung), lo que permite a Lutz explorar un aspecto de su personaje más allá de la fuerza física. Yung, por su parte, aporta una presencia magnética al papel de la princesa, dándole una dimensión de independencia y astucia que contrasta con el destino que le espera. La química entre ambos actores es genuina y funciona bien, otorgando un interés emocional a la trama.

El guion, sin embargo, es el punto débil más evidente de la película. Si bien la premisa – un príncipe destinado a ser un héroe que, en lugar de ello, anhela el amor de una princesa – es interesante, la ejecución carece de la profundidad y el ingenio necesarios para convertirla en algo realmente memorable. La historia se siente a veces plana y repetitiva, y las motivaciones de algunos personajes, especialmente de los antagonistas, son poco convincentes. Además, la película no profundiza lo suficiente en la mitología griega, reduciendo algunos elementos a meras referencias superficiales. La ambientación en la antigua Grecia, aunque cuidada en muchos aspectos, podría haber sido utilizada para explorar temas más complejos sobre el poder, la responsabilidad y el destino, pero la película se limita a mostrarlo más que a analizarlo.

A pesar de sus fallos, “Hércules: El origen de la leyenda” ofrece entretenimiento ligero y visualmente atractivo. Es una película que, si bien no dejará una huella imborrable, cumple su cometido de ser una alternativa a las habituales superproducciones y un recordatorio de que, a veces, las historias clásicas merecen ser reinterpretadas con una sensibilidad particular. No es una gran película, pero tampoco es mala. Más bien, es un ejercicio de estilo con potencial, que, lamentablemente, no se materializa plenamente.

Nota: 6/10