Here Are the Young Men (2021)

“Here They Are the Young Men” (o “Aquí Están los Jóvenes Hombres” en español) no es un espectáculo de excesos gratuitos, sino una disección clínica y perturbadora de la crisis de identidad y la vacuidad existencial que pueden paralizar a la juventud contemporánea. La película de Chris Haddock, lejos de glorificar el consumo o la autodestrucción, presenta una visión sombría y desmitificada de la vida de tres adolescentes irlandeses, Matthew, Rez y Kearney, atrapados en un ciclo de desdén y búsqueda de placer a través del alcohol y las drogas.

La dirección de Haddock es magistral, manteniendo un ritmo pausado que favorece la observación y la introspección. El director, conocido por su trabajo en documentales, aporta una naturalidad que se infiltra en cada escena, otorgándole a la película una autenticidad inquietante. No hay artificios narrativos, ni melodramas baratos. En lugar de intentar sermonear, la película se limita a presentar la realidad de estos jóvenes, permitiendo que el espectador saque sus propias conclusiones sobre las causas y las consecuencias de sus actos. El uso de planos largos, con pocos diálogos y una iluminación natural, crea una atmósfera opresiva y claustrofóbica que refleja el estado mental de los personajes.

Las actuaciones son sobresalientes. James Boland como Matthew se erige como el corazón de la película, transmitiendo con una sutil pero palpable desesperación su incapacidad para conectar con el mundo que le rodea. Se evidencia una profunda sensación de soledad y una búsqueda incesante de algo que, en el fondo, ya sabe que no puede encontrar. Finn Cole, interpretando a Rez, aporta una intensidad sorprendente a su personaje, un chico desorientado y con una actitud desafiante, pero con un sufrimiento subyacente. Conan O’Brien, como Kearney, ofrece un retrato de la apatía y la indiferencia, un personaje que parece haber renunciado a todo, incluso a la esperanza. Las interacciones entre los tres jóvenes, dominadas por miradas incómodas y silbidos, son particularmente impactantes y reveladoras.

El guion, coescrito por Haddock y Barry Fitzgerald, es quizás el elemento más fuerte de la película. Evita los clichés y las soluciones fáciles. La narrativa no se centra en la persecución o la acción, sino en la exploración de las motivaciones y los miedos de los personajes. Se presentan momentos de vulnerabilidad y momentos de brutalidad, pero siempre con un respeto por la complejidad de sus vidas. Se insinúan las raíces de su comportamiento autodestructivo – la falta de apoyo familiar, la presión social y la ausencia de modelos a seguir – sin caer en la simplificación. La película no ofrece respuestas, pero sí plantea preguntas cruciales sobre la juventud, la identidad y el significado de la vida en la sociedad moderna.

“Here They Are the Young Men” no es una película fácil de ver. Es desconcertante, perturbadora y, a veces, profundamente triste. Pero también es una obra de arte reflexiva que nos obliga a confrontar nuestras propias ansiedades y a cuestionar los valores de una sociedad que a menudo parece haber perdido el rumbo. Es una película que permanece en la mente mucho después de que terminan los créditos.

Nota: 8/10