Hermosas criaturas (2013)

“Hermosas criaturas” es un fresco y sorprendente debut para el director Vincent Matthew, y si bien no llega a alcanzar la grandilocuencia que a veces se espera de las adaptaciones de novelas de fantasía, ofrece una experiencia cinematográfica notablemente rica en atmósfera y con un arco narrativo que, a pesar de sus evidentes desafíos, resulta cautivador. La película se basa en la novela de Charles Beaumont, “Sixteen Moons,” y se centra en Ethan Wate, interpretado con una vulnerabilidad y creciente intensidad por Jeremy Irons. La historia, que se desarrolla en el aislado pueblo de Havenwood, Kentucky, en la década de 1970, explora la complejidad de un amor prohibido y el peso del destino.

Irons, en un papel que parece haber sido diseñado específicamente para él, entrega una actuación magistral. La lenta y gradual transformación de Ethan, desde un joven aburrido y desilusionado hasta un hombre marcado por un destino inimaginable, es la piedra angular de la película. Su mirada, en particular, es un torbellino de emociones, transmitiendo la angustia, el miedo y, finalmente, una extraña aceptación. A su lado, Rachel Weisz brilla con una elegancia fría y melancólica como Lena Duchannes, la “Hermosa Criatura” de Havenwood, una mujer mitad humana, mitad bestia, con una historia trágica y un secreto que amenaza con destruir el poco equilibrio que aún existe en su vida. La química entre Irons y Weisz es palpable, creando un dinamismo palpable y lo suficientemente convincente como para justificar el enfoque en la relación central.

El guion, adaptado de la novela, no se apresura en la presentación de la historia, lo que le otorga una sensación de realismo innegable. La película se deleita en la construcción del entorno, pintando Havenwood como un lugar de belleza agreste y decadencia rural. La música, con una banda sonora evocadora que mezcla folk, rock psicodélico y elementos orquestales, refuerza la atmósfera onírica y a veces inquietante de la película. Sin embargo, el guion a veces se permite un exceso de verborrea y la explicación de los orígenes y la naturaleza del “crecimiento lunar” de Lena se siente a veces algo pesada, desviando la atención de la narrativa principal. A pesar del ritmo deliberado, la película a menudo se siente un poco lenta, lo que puede frustrar al espectador que busca una acción más frenética.

No obstante, la dirección de Matthew es sólida y consistente. Logra capturar el aislamiento y la atmósfera opresiva de Havenwood, y emplea efectos visuales sutiles pero efectivos para representar el desarrollo lunar de Lena. El uso de la luz y la sombra es particularmente impresionante, creando una paleta visual que refleja el estado emocional de los personajes y la naturaleza misma de la historia. La película no es un espectáculo visualmente deslumbrante, sino una experiencia más contemplativa, que recompensa la paciencia del espectador y su disposición a sumergirse en su mundo.

En definitiva, “Hermosas criaturas” es una película que, a pesar de sus fallos, consigue generar una fuerte impresión. Es una historia sobre el amor, el destino y el precio de la diferencia, contada con sensibilidad y una perspectiva única. La actuación de Jeremy Irons y la atmósfera opresiva de la historia la convierten en una experiencia cinematográfica memorable.

Nota: 7/10