“Hidden” (Escondido) es un thriller psicológico que se presenta como un estudio en la obsesión, el trauma y la búsqueda de la redención. La película, dirigida por Peter Travis, nos sumerge en la mente atormentada de Kai Knutsen, interpretado con una solidez impresionante por Brendan Fraser, un actor que demuestra aquí una versatilidad que a menudo se le ha pasado por alto. Fraser logra capturar la desesperación y el aislamiento de un hombre consumido por el pasado, a través de una mirada cansada, llena de miedo y un profundo dolor silencioso.
La película se centra en la vuelta de Kai a la casa familiar, un lugar que siempre ha representado para él un refugio de terror y un símbolo de la crueldad de su madre. Travis logra construir una atmósfera opresiva desde las primeras escenas, utilizando la belleza salvaje y amenazante del bosque como un reflejo del estado mental de Kai. La fotografía es especialmente destacable, con una paleta de colores apagados y contrastes oscuros que intensifican la sensación de claustrofobia y amenaza. La dirección de arte, igualmente, juega un papel fundamental, con detalles inquietantes que sugieren un pasado oscuro y perturbador que se cierne sobre el presente.
El guion, adaptado de la novela homónima de Jeanine Cummins, se basa en la exploración de las consecuencias devastadoras de la violencia doméstica. La película no se centra en la presentación gráfica de los abusos, sino que se sumerge en el impacto psicológico que estos tienen en la víctima. El guion es deliberadamente lento y contemplativo, permitiendo al espectador adentrarse en la mente de Kai y reflexionar sobre sus demonios internos. Sin embargo, esta lentitud puede ser un punto débil para algunos espectadores, ya que la trama avanza con cautela, y las revelaciones, aunque impactantes, llegan con retraso. La tensión, por tanto, se construye más por la atmósfera y el comportamiento del protagonista que por incidentes de acción.
A pesar de las ocasiones en las que la narración podría sentirse algo estirada, la actuación de Fraser es, sin duda, el corazón de la película. Su interpretación es increíblemente creíble, transmitiendo la fragilidad emocional de Kai con una sutileza que no se asocia habitualmente a su imagen pública. El resto del elenco secundario, incluyendo a los jóvenes hijos de Kai, cumplen su cometido, aunque sus personajes, en general, carecen de la profundidad psicológica que se otorga a Kai. La película explora la dificultad de romper con un pasado violento y el impacto que este puede tener en las generaciones futuras. El tema central, más allá del thriller, es el legado del trauma y la búsqueda de la paz interior, algo que se consigue con una intensidad emocional palpable, gracias, nuevamente, al trabajo de Fraser.
Nota: 7/10
