“Historia de un crimen” (In Cold Blood, 1967) de Richard Attanborough no es simplemente una recreación criminal; es una disección implacable de la psique humana y un estudio magistral sobre la naturaleza de la violencia. La película, basada en el icónico libro de Truman Capote, logra un equilibrio delicado entre el relato forense de la investigación del asesinato de Nancy y Herb Clutter, la familia aparentemente idílica de Holcomb, Kansas, y el ascenso de una amistad improbable entre el joven y ambicioso reportero Capote, y los dos hombres sentenciados, Dick Hickock y Perry Smith. Esta relación, central a la narrativa, es lo que eleva la película por encima de un simple relato criminal, convirtiéndola en una profunda exploración del lado oscuro de la humanidad.
La dirección de Attanborough es notablemente precisa, evocando con cuidado la atmósfera opresiva de la pequeña Kansas. La película no recurre a melodramas baratos ni a secuencias de acción excesivas. En cambio, se centra en la documentación meticulosa de los acontecimientos, utilizando un tono sobrio y realista que refleja la severidad de la situación. La cinematografía de Robert Surtees, con sus tonos grises y apagados, contribuye significativamente a la sensación de angustia y desesperación. No se busca la espectacularidad, sino la representación fiel de la vida cotidiana en una comunidad afectada por una tragedia inexplicable.
El elenco es excepcional. Scott Glenn, como Truman Capote, ofrece una actuación sutil y contundente, capturando la ambición, la vulnerabilidad y el dilema moral del personaje. Sin embargo, la verdadera fuerza de la película reside en las interpretaciones de Robert John McCarthy y Fredric Lehne, que personifican a Dick Hickock y Perry Smith respectivamente. McCarthy ofrece una lectura matizada del criminal pragmático y calculador, mientras que Lehne explora la turbulencia emocional y la profunda culpa que atormentan a Smith. Ambos actores logran transmitir la complejidad de sus personajes, evitando caer en estereotipos y mostrando las motivaciones, aunque retorcidas, que impulsaron sus actos.
El guion, adaptado de Capote, es una joya. No se limita a relatar los hechos, sino que profundiza en las vidas de los personajes, explorando sus pasados, sus sueños y sus errores. La película da voz a las víctimas, permitiendo al espectador comprender la magnitud de la pérdida para la familia Clutter. Además, el guion examina la influencia de la prensa y la investigación policial en el proceso de judicialización, mostrando cómo la búsqueda de la verdad puede distorsionar la realidad. La gradual revelación de los secretos que rodean a Dick y Perry, y las razones detrás de su brutal acción, es un componente central de la tensión narrativa. La película no ofrece respuestas fáciles; más bien, plantea preguntas sobre la justicia, el perdón y la naturaleza de la maldad.
En definitiva, “Historia de un crimen” es una obra cinematográfica poderosa e inolvidable, que trasciende el género criminal para convertirse en una reflexión sobre la condición humana. Es un estudio psicológico complejo, un drama social conmovedor y un testimonio inquietante del impacto devastador de la violencia. No es un placer fácil de ver, pero es una experiencia cinematográfica esencial.
Nota: 9/10