Historias de la morgue (2020)

“Historias de la morgue” no es una película para asustar a los débiles de corazón, aunque sí ofrece un escalofriante y perturbador viaje psicológico. La película, dirigida por Christopher Kane, se sitúa dentro del género *elevated horror*, una subcategoría que busca profundizar en la atmósfera, la emoción y la construcción de personajes, dejando a un lado los sustos fáciles y la sangre. Y en ese terreno, la película, a pesar de sus defectos, logra destacar con una inquietud palpable y una exploración sutil de la memoria y el trauma.

El guion, adaptado de los cuentos de Edgar Allan Poe, es donde la película realmente brilla. Kane no se limita a adaptar las historias, sino que las reimagina a través del prisma de una narrativa moderna y fragmentada. La historia, centrada en la huida de una adolescente, Sadie, y su encuentro con Montgomery Dark, el excéntrico director de funeraria, funciona como un pretexto para explorar temas complejos como el duelo, la pérdida y la manipulación de la memoria. La película se construye no con un *plot twist* revelador, sino con una atmósfera de creciente paranoia y una sensación constante de que nada es lo que parece. La estructura narrativa no lineal y la constante interrupción de la realidad, a menudo a través de flashbacks y sueños, crean una experiencia de visionado desafiante pero gratificante.

La dirección de Christopher Kane es impecable. La fotografía, con una paleta de colores apagados y ambientes opacos, contribuye significativamente a la creación de una atmósfera lúgubre y claustrofóbica. El uso de la luz y la sombra es magistral, y las escenas en el mortuorio, con sus paredes mohosas, sus muebles viejos y sus esqueléticos, son visualmente impactantes y profundamente inquietantes. Kane logra transmitir con éxito la sensación de que el mortuorio es un lugar maldito, no solo por la presencia de los cadáveres, sino por la propia memoria que guarda.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Sadie, interpretada por la joven Daisy Edgar-Jones, ofrece una actuación natural y convincente, logrando transmitir la vulnerabilidad y la confusión de una adolescente que se enfrenta a un trauma desconocido. Sin embargo, la actuación de Mark Heap como Montgomery Dark es, a mi parecer, la más destacada. Su personaje es complejo y ambiguo, oscilando entre la excitación del narrador y la amenaza latente. Heap aporta una presencia física y una intensidad emocional que son cruciales para el desarrollo de la historia. La química entre Edgar-Jones y Heap es palpable y crea una tensión constante en la pantalla.

No obstante, la película no está exenta de defectos. Algunos momentos pueden resultar lentos y contemplativos, perdiendo parte de su impacto emocional. Además, la resolución, aunque inteligente, puede resultar un tanto abrupta para algunos espectadores. Sin embargo, estas pequeñas imperfecciones no impiden que "Historias de la morgue" sea una experiencia cinematográfica perturbadora y memorable, que invita a la reflexión y que se queda en la mente mucho después de que los créditos finales hayan comenzado a rodar.

Nota: 7/10